El Presidents Club Charity Dinner es uno de los grandes eventos sociales del año en Londres. Una cena benéfica semisecreta a la que solo acuden hombres y donde se recaudan millones para hospitales infantiles y otras buenas causas. La velada, a pesar de su importancia, apenas ha recibido publicidad en sus 33 años de existencia. Entre los premios a subasta durante la velada del pasado jueves había un almuerzo con el ministro de Asuntos Exteriores, Boris Johnson, un té con el gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, una noche en el club de estriptís Windmill, en Soho, o un tratamiento de cirugía estética para «añadir un poco de sabor a tu mujer».

A la cena, en el lujoso hotel Dorchester, acudieron 360 personalidades del mundo de las finanzas, los negocios y la política. Para acompañarles fueron contratadas 130 azafatas, «altas, delgadas y guapas». Entre ellas estaba la periodista encubierta del Financial Times Madison Marriage, que después contó que ella y muchas de las jóvenes -la mayoría estudiantes tentadas por la paga de 150 libras (172 euros) y 25 (28 euros) más para el taxi- fueron acosadas sexualmente, toqueteadas y recibieron proposiciones indeseadas. «Una de las chicas me dijo que uno de los invitados le dijo que se bajara las bragas y que bailara subida en la mesa», explica Marriage.

«Manos en el culo»

«En la agencia Artista nos dijeron a todas que nos vistiéramos con ropa negra corta, lencería a juego y zapatos de tacón alto», relata la periodista. «En el curso de seis horas, muchas de las azafatas fueron toqueteadas, escucharon comentarios obscenos y recibieron insistentes peticiones de ir a las habitaciones del Dorchester con los asistentes». Muchas aguantaron «manos en el culo y en las caderas». «Uno de los invitados se abalanzó para besar a una chica, otro la invitó a subir a su habitación», añade la periodista. Otro más «mostró el pene durante la velada». Un tipo de más de 70 años preguntó a una de las chicas de 19 si era una prostituta. El artículo publicado en uno de los diarios financieros más prestigiosos del mundo y poco dado al chismorreo de los tabloides ha caído como una bomba. En él se mencionan nombres de muchos de los presentes. La crema del mundo bursátil y las instituciones financieras.

El escándalo se cobró ayer la dimisión del presidente del Presidents Club, David Meller. El club también ha cerrado. Los organizadores lamentaron el «mal comportamiento». Carolina Dandrige, de la agencia que contrató las azafatas, dijo estar «estupefacta dado el calibre de los invitados». El hospital infantil Great Ormont Street, para el que se organizó la cena, ha anunciado que devolverá los donativos.