PROFESION FUNCIONARIA DE NACIONES UNIDAS

EDAD 31 AÑOS

PERFIL NACIDA EN ARGENTINA, SOBREVIVIO AL ATENTADO CONTRA LA SEDE DE LA ONU EN BAGDAD

Hoy hace un año desde que un kamikaze hizo volar la sede de las Naciones Unidas en Bagdad: 22 personas perecieron, entre ellas el Alto Comisionado para Derechos Humanos, Sergio Vieira de Mello, y enviado especial de la ONU a Irak. Su pareja en aquellas horas aciagas, Carolina Larriera, salvó la vida de milagro, pero fue arrinconada y olvidada. Ahora rompe su silencio para denunciar una conducta burocrática despiadada que empaña el homenaje mundial en Ginebra.

--¿Cómo ocurrió el atentado?--El 19 de agosto del 2003, un terrorista en un camión de explosivos se inmoló cerca de mi ventana, y directamente debajo de la de Sergio, mi compañero. Ambos estábamos en el edificio cuando ocurrió el atentado. Yo acababa de salir de una reunión con él y con el Fondo Monetario Internacional. Fue cuando se produjo la explosión. Estaba a unos cinco metros de su escritorio, y fui la primera en llegar. Su oficina se desplomaba mientras andaba hacia ella. Quedé parada al borde de lo que había quedado del despacho de Sergio. Entonces logramos hablar. El padecía mucho dolor. De allí me sacaron a la fuerza, sólo a mí, diciéndome que las mujeres debían salir.

--Pero la muerte fue anunciada muchas horas después...--No estaba sentada en un sofá mirando por televisión lo que pasaba, sino que buscaba entre los cuerpos el de Sergio, a quien me había propuesto encontrar y salvar.

--¿Qué aconteció luego?--No me fue permitido estar sola ni preparar nuestro equipaje. Nuestras pertenencias fueron empaquetadas y retiradas por personal de las Naciones Unidas. Yo quería acompañar a Sergio en su trayecto final, pero no me dejaron. Enviaron mis objetos personales a Ginebra y aún hoy no los he recuperado.

--¿Participó en alguno de los muchos actos que realizaron las Naciones Unidas posteriormente?--Un mes más tarde, cuando la ONU organizó en Nueva York una ceremonia para las víctimas del atentado, ni siquiera fui invitada. Primero me impidieron participar en los funerales de Sergio y, más tarde, cuando se constituyó la comisión investigadora, tampoco fui llamada. Algo similar aconteció con la entrega del Premio Sajarov, otorgado a las víctimas de Bagdad.

--¿Emprendió algún trámite oficial ante la ONU para reparar esta situación?--Escribí una carta a la ONU. Recibí una respuesta formal: que se había tomado nota de mi solicitud. Pese a que hace siete años que trabajo en las Naciones Unidas, y que el contrato se renueva periódicamente, dado el comportamiento reciente de la ONU, podría muy bien suceder que no me lo renovasen. Pero no es de mí de quien quiero hablar, ya que lo realmente preocupante es la situación de la madre de Sergio, puesto que la Organización no le ha reconocido ningún derecho o indemnización y ni siquiera le ha remitido toda la documentación.

--¿Qué piensa de que el informe oficial de la ONU sobre el atentado no sea divulgado en su totalidad? ¿Cómo evalúa hoy la responsabilidad de Sergio Vieira de Mello en la tragedia?--Puedo decirle que me parece muy incorrecto y muy grave que se oculte información. Sergio no creía que la ocupación de Irak fuese legítima y esto lo dijo públicamente. Reivindicaba el papel de la ONU, subestimado por la coalición que invadió ese país. Sólo la gran insistencia del secretario general, Kofi Annan, le convenció de ir como enviado especial con un pequeño equipo.