El ministro de Justicia chipriota, Ionas Nikolau, dimitió ayer tras la indignación popular que ha causado la serie de feminicidios de trabajadoras de la limpieza extranjeras, cometidos por un oficial de la Guardia Nacional, que ha confesado ya la autoría de siete asesinatos. Tras presentar su renuncia, el ya exministro subrayó que había tomado la decisión por «sensibilidad política» y no por responsabilidad personal en el caso.

Nikolau, quien detentaba el cargo desde el 2013, acusó a la Policía de no haberle informado sobre el caso. La indignación popular ha ido en aumento los últimos días al trascender que la desaparición de las mujeres llevaba años registrada oficialmente, sin que las autoridades investigasen los casos.

El ministro ya estuvo en el ojo de la crítica en relación con una serie de suicidios en las cárceles. El caso que sacude ahora a la sociedad chipriota se destapó el 15 de abril cuando un turista halló por casualidad el cadáver de una mujer en un pozo de una mina abandonada.

Las autoridades identificaron el cuerpo como el de Mary Rose Tiburcio, de 39 años y origen filipino, que trabajaba como empleada doméstica y cuya desaparición fue denunciada a la policía junto a la de su hija Sierra, de 6 años, en mayo del 2018. El presidente de la asociación de empleados domésticos, Luis Kutrukidis, dirigió una carta abierta al ministro de Justicia, en la que solicitaba una investigación exhaustiva de las desapariciones, de 24 mujeres filipinas.

siete mujeres / El hallazgo de un segundo cadáver en el mismo pozo llevó a la detención el pasado 18 de abril de Nikos Metaxas, oficial de la Guardia Nacional de 35 años. Según indicó la Policía, Metaxas confesó haber asesinado a siete mujeres, entre ellas dos niñas de 6 y 8 años. El militar admitió haber estrangulado a las mujeres mientras mantenía relaciones sexuales con ellas. Las autoridades siguen investigando el pozo.