Brigitte Macron volverá a su antigua tarea de profesora, una vocación que ejerció durante años y que ahora retomará, tres años después de abandonarla a consecuencia de la irrupción meteórica como político de su esposo y posterior presidente de la República. La esposa del presidente dará clases de lengua francesa en una escuela de adultos, nada que ver con la docencia que ejerció anteriormente, cuando enseñaba literatura francesa a adolescentes en la elitista escuela del Liceo de Saint Louis de Gonzague, en París. El centro donde dará clases la primera dama, una escuela de nueva creación, también nace con el distinguido sello de unas de las familias francesas con mayor solera y prestigio: nada menos que el grupo Louis Vuitton Hennessy, de Bernard Arnault, una de las mayores fortunas del país.

El anuncio llega cuando la popularidad de Macron como su esposa, de 66 años (25 años mayor que su esposo), se encuentra en un momento bajo. No solo por la crisis social abierta por los chalecos amarillos sino también por noticias que han desatado un profundo malestar, como el anuncio de que la nueva moqueta del palacio del Elíseo costará nada menos que 300.000 euros.