Si hay un ámbito en el que Reino Unido puede notar muy especialmente las consecuencias de la salida de la Unión Europea ese el financiero. La City de Londres es la principal base de operaciones en Europa para cientos de bancos, consultoras y despachos de abogados y si deciden hacer las maletas para mover su negocio hacia otras plazas como Fráncfort (Alemania), París (Francia) o Dublín (Irlanda) podrían llevarse con ellos miles de empleos. Tantos como 30.000, según el reputado think tank Bruegel, que estima que para minimizar futuros riesgos los 27 deberían aprovechar el brexit para dar un acelerón a la integración de los mercados financieros.

El grueso del impacto se concentrará, según un análisis publicado ayer, en el sector bancario con una pérdida potencial de 10.000 empleos que podrían emigrar desde Londres hacia otras capitales europeas. Solo los cinco grandes bancos estadounidenses con sede en Londres podrían tener que desplazar hacia otras plazas a entre el 10% y 15% de sus empleados, lo que significa unas 3.300 personas, ya que para operar en los 27 se verían obligados a crear nuevas estructuras con entidades autónomas, independientemente de que mantengan una sede en la capital británica. Las repercusiones van más lejos y se dejarán sentir -entre 18.000 y 20.000 potenciales empleos- en consultoras, despachos de abogados o servicios contables. En total, 30.000 empleados.

Los expertos de Bruegel consideran que Fráncfort, sede del Banco Central Europeo (BCE) y principal plaza financiera en el continente, tiene todos los boletos para reemplazar a la City londinense en caso de que la capital británica pierda el pasaporte financiero europeo, aunque otras capitales como París, Amsterdam y Dublín también verían aumentar su capacidad de hacer negocio. «Diferentes países y ciudades competirán por atraer los negocios que se marchen de Londres, lo que llevará a una mezcla de competencia y cooperación», explican sobre la futura realidad.

De lo que tienen pocas dudas los autores es de que las plazas que atraerán el negocio londinense estarán en algún país de la zona euro. Esa fragmentación, en todo caso, también aumentará los costes para bancos y otros operadores -entre 6.000 y 12.000 millones anuales- y los riesgos para Europa en caso de crisis financiera. Los expertos estiman que podrían contenerse si los 27 aprovechan el momento para dar un acelerón a la integración del mercado financiero y apuestan por un enfoque europeo en vez de nacional.

«Las reglas no son suficientes. También se necesita supervisión y aplicación y la mejor forma de lograrlo es reformando la autoridad europea de mercados y valores para que juegue el papel de supervisor europeo», sugieren recalcando la necesidad de la unión bancaria y de impulsar un mercado más eficiente.