El avión del gobierno de Argelia en el que viaja el presidente Abdelaziz Bouteflika, aterrizó en el aeropuerto militar de Boufarik, al suroeste de Argel, en la tarde de ayer. El aeroplano había salido desde el aeropuerto de Ginebra (Suiza) donde ha pasado dos semanas en un hospital. Bouteflika vuelve a su país en un clima de manifestaciones y protestas diarias contra su candidatura a las elecciones del 18 de abril.

El mandatorio, que ahora se mueve en silla de ruedas, apenas ha sido visto públicamente desde que sufrió un derrame cerebral en el 2013. Según el último parte médico, Bouteflika se encuentra en estado crítico debido a la degradación de su sistema neurológico, pese a no sufrir ninguna enfermedad mortal.

Su avanzada edad (81 años) y las secuelas del derrame cerebral hacen que Bouteflika se encuentre en «amenaza vital permanente», según informaba el diario suizo La Tribune de Genève a partir de los análisis médicos obtenidos el pasado 7 de marzo.

En Argelia, hace más de tres semanas que se vive un clima de manifestaciones y protestas estudiantiles por todo el país. Los argelinos empezaron a salir a la calle el pasado 22 de febrero frente a la posibilidad de un quinto mandato de Bouteflika, que lleva 20 años ostentando el poder.

Las redes sociales consiguieron convocar en Argel a la mayor concentración de personas que se recuerda en la capital en la última década. Tras la confirmación de una candidatura de Bouteflika, las protestas se extendieron por todo el país y entre los argelinos en la diáspora, con importantes movilizaciones en Francia.

La última estrategia de las autoridades ha sido el avance de las vacaciones universitarias que tenían que empezar el 21 de marzo y empezaron ayer, con una extensión de diez días.