El Gobierno español no va a seguir la estela del PP y Ciudadanos, que le reclaman mucha más dureza en la crisis venezolana, ni tampoco de Podemos, que critica la estrategia marcada por Pedro Sánchez, que el pasado sábado anunció que reconocerá a Juan Guaidó como presidente del país caribeño a menos que Nicolás Maduro convoque elecciones presidenciales en un plazo de ocho días que se cumplen el próximo domingo. Frente a unos y otros, España buscará una salida «política, pacífica y democrática». Y esto pasa, explicó ayer en el Congreso el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, por diferenciarse «claramente» de EEUU.

«Vamos a seguir trabajando por una salida electoral que nos diferencie claramente de los EEUU. EEUU ha dicho que todas las soluciones están sobre la mesa. Nosotros no. Trabajaremos para que no haya una salida militar. No todas las soluciones están encima de la mesa. No vamos a hacer seguidismo de nadie», dijo Borrell durante su comparecencia parlamentaria.

Frente a Maduro, que se mostró dispuesto a adelantar las elecciones legislativas, que deben celebrarse en el 2020, pero en ningún caso presidenciales, Borrell insistió en que los venezolanos deben ser llamados a votar a su jefe de Gobierno no a su parlamento. Los últimos comicios de este tipo, celebrados el pasado mayo y en los que Maduro se basa para defender su autoridad, no fueron «ni libres, ni justos, ni creíbles». Por lo tanto, «la única salida desde la política tiene que ser la celebración de unas elecciones presidenciales con las debidas garantías y la supervisión de la comunidad internacional, en igualdad de condiciones para las fuerzas opositoras».

Pero el Ejecutivo español, concluó el ministro, «no está pidiendo un cambio de régimen», porque «no quiere colocar en el Gobierno de Venezuela a unos u a otros, sino que los venezolanos puedan elegir a sus propios representantes».

LA OPOSICIÓN, EN CONTRA / Sus explicaciones no han convencido a la mayoría de la oposición, salvo al PDECat y al PNV, situados en posiciones más cercanas sobre Venezuela, un asunto que forma parte casi de la política doméstica. Para el grupo parlamentario de Podemos, el reconocimiento de Guaidó como presidente legítimo es «contrario a los principios del derecho internacional» como el de «no injerencia».

La única manera de hacer efectivo el mandato del dirigente opositor, según los morados, es un «levantamiento militar o una insurrección armada». Desde el otro lado, el PP y Cs acusaron al Gobierno de «ponerse de perfil», «abdicar de su responsabilidad», «abandonar la defensa de la democracia» y situarse en la «equidistancia moral». Josep Borrell recordó a conservadores y naranjas que los plazos dados por Sánchez a Maduro han sido respaldados por países como Francia, Alemania, Reino Unido y Portugal, y que a la oposición del país caribeño «le han parecido adecuados».