El mismo día en que Boris Johnson recaló en Irlanda del Norte, el punto final de la minigira que ha realizado por el Reino Unido tras tomar posesión del cargo, el primer ministro mandó un emisario a Bruselas para transmitir su exigencia de suprimir la salvaguarda irlandesa (backstop), la solución pactada por Theresa May con la UE con el objetivo de evitar una frontera dura entre las dos Irlandas.

El consejero para Europa de Johnson, David Frost, se reunió ayer con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y el negociador jefe del brexit, Michel Barnier, para comunicarles que «el Reino Unido abandonará la UE el 31 de octubre, sean cuales sean las circunstancias». «Trabajaremos duro para llegar a un acuerdo, pero la salvaguarda debe ser abolida», trasladó Frost, según un comunicado de Downing Street. La Unión Europea ya ha manifestado en más de una ocasión su rechazo a renegociar el backstop.

La visita de Johnson a Belfast no consiguió calmar los ánimos en esta región y los nacionalistas del Sinn Féin le advirtieron de que un brexit sin acuerdo abriría la vía hacia la reunificación de Irlanda. «El cambio constitucional está en el aire. Que luego no diga que no se lo hemos dicho», afirmó la líder del partido, Mary Lou McDonald, tras entrevistarse con el primer ministro.

GOBIERNO AUTONÓMICO / Johnson celebró encuentros bilaterales con los cinco principales partidos políticos norirlandeses y las discusiones se centraron en la restauración del gobierno autonómico, suspendido hace dos años y medio, y las implicaciones del brexit. En las inmediaciones del Parlamento de Stormont, varios pequeños grupos de manifestantes protestaron por su presencia, una escena similar a la de jornadas anteriores.

Los norirlandeses votaron masivamente en favor de la permanencia (55,8%) y la salida ahora, ya sea con acuerdo pero especialmente si no hay pacto alguno, «supone un cambio dramático en las circunstancias en esta isla», señaló McDonald. «Sería impensable en esas circunstancias que la gente no tenga la oportunidad de decidir unida su futuro».

De acuerdo con Arlene Foster, líder del Partido Unionista Democrático (DUP), Johnson desestimó por completo la idea de un referéndum sobre la reunificación. «Es algo que no está considerando discutir». «Nos ha reiterado que, con el tema de la unión, nunca será neutral».

El Banco de Irlanda estima que el país puede perder aproximadamente 34.000 puestos de trabajo a consecuencia de un brexit sin acuerdo. En un tono cada vez más tenso, el primer ministro, Leo Varadkar, advirtió en una entrevista a un diario local que «Irlanda no se va a dejar intimidar sobre este asunto», al tiempo que recordó que cuenta «con el apoyo total» de los países de la UE.

Desde Washington, un poderoso grupo de congresistas indicó que el Congreso bloqueará cualquier futuro acuerdo comercial entre Estados Unidos y el Reino Unido si el efecto del brexit pone en peligro la paz en Irlanda del Norte y el Acuerdo de Viernes Santo de 1998, en cuyas negociaciones el país nortamericano jugó un papel principal. «Habrá muy poco entusiasmo por un acuerdo bilateral con el Reino Unido que amenace el acuerdo», declaró el congresista demócrata Richard Neal.