La aviación turca ha matado, este domingo, 36 milicianos que combaten con las fuerzas leales al dictador sirio, Bashar el Asad, según ha informado el Observatorio Sirio por los Derechos Humanos (OSDH).

El ataque ha tenido lugar en el cantón de Afrín, una zona hasta ahora controlada por las milicias kurdosirias de las YPG, contra las que Turquía, desde hace un mes, lleva a cabo una operación militar con el apoyo del Ejército Libre Sirio (ELS). Ankara considera a las YPG como terroristas por sus vínculos con la guerrilla kurdoturca del PKK; aunque las YPG sean las aliadas de los EEUU en Siria.

Hace dos semanas, esta milicia pidió el apoyo militar de Damasco, que envió algunas de sus milicias leales a luchar contra la operación turca. Hasta hace dos días no habían entrado en combate: hasta entonces Ankara no había empezado a presionar sobre sus posiciones, centradas en los pueblos de Rajo y Jinderes.

Pero este sábado, ha anunciado el Ejército turco, los soldados de Ankara han capturado Rajo. "Nuestros soldados, fuerzas especiales y nuestros aliados del ELS están avanzando paso a paso hacia la ciudad de Afrín. Llegaremos en pocos días", ha dicho el primer ministro turco, Binali Yildirim.

Rajo, sin embargo, no ha sido tomada del todo. El OSDH asegura que los combates entre las YPG y los turcos siguen, que Turquía solo controla el 70% de la localidad y que su control, una vez los combates terminen, no será fácil. Es uno de los problemas que afronta Turquía: los kurdos que viven en Afrín no les dan la bienvenida a los turcos y temen a los milicianos del Ejército Libre Sirio. Desde el inicio de la operación militar en esta región del norte de Siria, según el OSDH, unos han muerto unos cien civiles.

COMBATES MÁS AL SUR

Mientras tanto, la ofensiva contra Guta, situada en la provincia de Damasco, continúa. Asad, que lleva dos semanas bombardeando constantemente la zona —más de 600 civiles ya han muerto en este tiempo y hay 2.000 heridos atrapados y sin poder recibir tratamiento—, intensifica la operación terrestre para tomar la región. En los primeros días, las fuerzas leales a Damasco casi no avanzaron nada: fueron repelidas por las milicias opositoras que están dentro de Guta.

Pero este sábado la presión ha aumentado. Cuatro pueblos del este de la región han sido tomados por Asad; mientras los bombardeos sobre la población continúan y el alto el fuego que demandó la ONU es ignorado.

Y seguirá siendo así: Damasco, Rusia e Irán —las dos aliadas de Asad— aseguran que no atacan a civiles sino a terroristas de Al Qaeda, los que, según ellos, controlan Guta. Pero su presencia, allí, es minoritaria: la excusa perfecta para pasar del alto el fuego de la ONU.

Rusia, esta semana, anunció una tregua de cinco horas diarias; de las nueve de la mañana a las dos de la tarde. Nadie la ha cumplido.