El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, recibió un espaldarazo y el voto de confianza de electores y simpatizantes, que salieron en masa a las calles de varias ciudades justo cuando su Gobierno afronta problemas para sacar adelante una polémica reforma de jubilaciones.

La fuerza del electorado del líder de ultraderecha, que en cinco meses de Gobierno colecciona una serie de polémicas y desentendimientos, da cierto respiro al mandatario, quien durante un culto evangélico en Río de Janeiro señaló que las manifestaciones “no eran a favor del presidente” y “sí del futuro” del país.

Las manifestaciones pro Gobierno convocadas para las calles de las principales ciudades del país se realizan once días después de multitudinarias protestas lideradas por los estudiantes, a las que se sumaron sindicatos y movimientos sociales, como una reacción a los cortes anunciados para la educación pública superior del país.

APOYO A LAS REFORMAS Y A BOLSONARO

A pesar de que las movilizaciones fueron convocadas para presionar al Congreso en la aprobación de la reforma jubilaciones y del paquete de medidas de combate al crimen del ministro de Justicia, el exjuez anticorrupción Sergio Moro, terminaron convirtiéndose en un acto explícito a favor de Bolsonaro.

Los simpatizantes salieron en su mayoría con camisetas amarillas y verdes, los colores nacionales, y algunos portaban carteles con mensajes de respaldo al ‘Mito’, como es llamado Bolsonaro por su electorado y en contra del Supremo Tribunal Federal (STF), la corte suprema del país y que viene siendo fuertemente criticada.

Algunos muñecos inflables gigantes del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva -vestido de presidiario-, quien cumple pena por corrupción en Curitiba (sur) por una decisión inicial de Moro, fueron también exhibidos en varias ciudades donde se realizaron las manifestaciones.

Otro inflable gigante de Supermán, con la cabeza de Moro, fue expuesto también en la Explanada dos Ministerios, en la capital Brasilia, mientras que agitadores de masas y algunos líderes religiosos subieron a los camiones de sonido para expresar palabras de apoyo a Bolsonaro.

SALEN A LAS CALLES

La Orla de Copacabana, en Río de Janeiro, que es la cuna política de Bolsonaro, presentó una de las mayores concentraciones desde tempranas horas de la mañana, mientras que en capitales del norte, como Sao Luis (Maranhao) y Belem, en el amazónico estado de Pará, se evidenció también la fuerza de los simpatizantes.

Belo Horizonte, la capital regional de Minas Gerais (sureste) y Juiz de Fora, también en ese estado y donde en septiembre del año pasado Bolsonaro sufrió un ataque con cuchillo de un opositor y que lo mantuvo hospitalizado varios días en estado delicado, tuvieron movilizaciones.

La adhesión al movimiento pro Bolsonaro en 133 ciudades de 22 de los 26 estados y en el Distrito Federal había tenido el rechazo de aliados políticos, incluso del presidente de su propio Partido Social Liberal (PSL), el diputado Luciano Bivar, que las consideró “sin sentido”, pero respetó su “validez”.

En Sao Paulo, la mayor ciudad del país y cuyas movilizaciones se realizaron al final de la tarde en la céntrica e icónica Avenida Paulista, también se pulsó el apoyo al gobernante y la respuesta en su estado natal fue positiva para el presidente.

LA CAÍDA DE SU POPULARIDAD

El militar de la reserva, Samuel Rodrigues dos Santos, dijo a EFE que salió a las calles porque piensa “en el futuro” de su hija y catalogó la gestión del Gobierno como “óptima y excelente”, porque “el presidente está peleando contra todos y contra todo para salvar esto aquí”.

“Brasil era un país de bandidos hecho para bandidos, vamos a cambiar eso, este es el comienzo, con Jair Mesías Bolsonaro”, añadió. Para el físico Daniel Paulo, la actual situación del país “es muy difícil, porque el presidente tiene la obligación de gobernar, pero él no decide solamente”.

“Estamos aquí para apoyar a quien realmente quiere trabajar por nuestro país: Sergio Moro, Paulo Guedes (ministro de Economía), Bolsonaro, y queremos que el Congreso trabaje también para el país y no solamente que sea una farra de negocios como lo es ahora”, apuntó.

La manifestación popular de la fuerza pro Bolsonaro atenua en parte, los últimos sondeos de opinión sobre su popularidad. A finales de abril, la tasa de aprobación del Gobierno de Bolsonaro se situaba en un 35 %, frente a un 31 % que lo consideraba regular y un 27 % que lo calificaba de “pésimo”, de acuerdo con el Instituto Ibope y parecidas a las de otros centros demoscópicos. El capitán de la reserva del Ejército, líder de la emergente ultraderecha brasileña, asumió el poder el pasado 1 de enero, tras haber ganado la segunda vuelta de las elecciones de octubre de 2018 con un 55 % de los votos.