Suecia ya tiene entre rejas al responsable del atentado terrorista que el pasado viernes dejó cuatro muertos y hasta 15 heridos en Estocolmo. Este martes Rakhmat Akilov, el sospechoso detenido por la policía, ha admitido su culpabilidad como autor de un ataque en el corazón de la capital escandinava que, según confesó, ejecutó por “orden” directa del grupo terrorista Estado Islámico desde Siria.

Según ha avanzado el medio sueco Expressen, Akilov habría mantenido contacto directo con otros seguidores fieles a los yihadistas antes y después de perpetrar el ataque mediante mensajes a través de la aplicación WhatsApp. En los mensajes el detenido asegura que atropelló al menos a diez personas. “Conseguí todo lo que pude conseguir”, ha asegurado durante un interrogatorio con la policía sueca según unas declaraciones confidenciales filtradas al mismo diario.

Por otro lado, la prensa rusa informa de que algunas capturas de pantalla de esas conversaciones entre radicales fueron colgadas en una página web afín al Estado Islámico. Antes de perpetrar el ataque, Akilov también habría pregunto a otros yihadistas como fabricar explosivos. El sábado la policía sueca confirmó haber encontrado un “dispositivo técnico que no debería estar en el camión” bajo el asiento del conductor. El explosivo que supuestamente llevaba consigo nunca llegó a detonarse.

ORDEN DE EXPULSIÓN DEL PAÍS

Este nuevo ataque terrorista, el quinto que se sirve de vehículos para causar el terror en concurridos puntos de grandes ciudades europeas en el último año, abre la puerta al espinoso debate de como afrontar las deportaciones de migrantes. El detenido, de 39 años de edad y original de Uzbekistán, llegó a Suecia en 2014 pero las autoridades le denegaron el permiso de asilo dos años después. El siguiente paso era la deportación pero, consciente de ello, Akilov desapareció.