Han bastado diez drones caseros pero armados y utilizados en un ataque coordinado contra dos refinerías de crudo para poner en jaque a un país entero, Arabia Saudí, el mayor productor de petróleo del mundo, con un 10% del total. O eso es al menos lo que se sostiene desde Riad.

Los sitios atacados, de hecho, eran dos de las refinerías más grandes del mundo. No ha habido ningún muerto ni herido y el fuego ya ha sido controlado, según las autoridades saudís, pero las consecuencias de este ataque podrían ir mucho más allá. «Hemos empezado ya a trabajar para restablecer la producción y daremos más información en 48 horas», explicó Amin Nasser, el presidente de Aramco, la empresa pública saudí encargada del crudo.

Hay más problemas: tras la ofensiva de los drones, las autoridades saudís han reducido a la mitad su producción de petróleo. Si fuese otro país no habría mucha incidencia, pero que sea Riad la que baje su producción a un 50% menos hace que broten las especulaciones sobre subidas del precio del crudo.

El ministro de Energía saudí, Abdulaziz Bin Salmán, explicó que la reducción, «de carácter temporal», había llegado a Arabia a reducir su producción diaria a unos 5,7 millones de barriles diarios, y que esta reducción se supliría con el uso de las reservas petróleo del país.

«[Una de las dos refinerías atacadas] Es probablemente la instalación más crucial del mundo para suministro de petróleo. Los precios saltarán tras este ataque», dijo a la agencia Reuters Jason Bordoff, experto en comercio de crudo mundial de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos. Otros expertos han coincidido con el diagnóstico.

Los drones, según reconocieron sus propios productores, los lanzaron los rebeldes hutís de Yemen, que llevan luchando desde el 2014 contra una coalición internacional liderada por Arabia Saudí, que tiene a Yemen, país vecino, en un bloqueo total denunciado en varias ocasiones por Naciones Unidas. Este ataque con drones ha sido el primero, pero los hutís avisan: «Prometemos al regimen saudí que nuestras operaciones se expandirán y serán más dolorosas mientras su agresión y acoso continúen», dijo ayer un portavoz del grupo rebelde, aliado de Irán.

LA OFERTA DE TRUMP / El Ministerio de Asuntos Exteriores persa negó la implicación de su país en los ataques tras las acusaciones de Estados Unidos, que ha calificó de «sin sentido». El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, acusó a Irán de los ataques y aseguró que «no hay evidencias» que sugieran que esa ofensiva fuera lanzada desde el Yemen.

Por otro lado, el Gobierno de Estados Unidos, anunció que sus reservas de petróleo de emergencia podrán ser usadas, si es necesario, para garantizar el suministro mundial, impactado por los recientes ataques contra refinerías saudís.

La portavoz del Departamento de Energía, Shaylyn Hynes, aseguró a Efe que Estados Unidos «está preparado para utilizar sus reservas estratégicas de petróleo si resulta necesario con el fin de compensar cualquier interrupción en los mercados petroleros como resultado del acto de agresión» en Arabia Saudí.

Ante el posible impacto económico de esos incidentes, Washington ha comenzado a coordinarse con la Agencia Internacional de la Energía (AIE), un organismo creado tras de la crisis del petróleo de 1973, para ver qué «posibles opciones están disponibles en caso de que se necesite tomar una acción colectiva global», detalló la portavoz del Departamento de Energía estadounidense.

Ese departamento controla la Reserva Estratégica de Petróleo (SPR, por sus siglas en inglés), que cuenta con la mayor reserva de crudo para casos de emergencia de todo el mundo.

Esas reservas de petróleo, propiedad del Gobierno de Estados Unidos, se encuentran en unas enormes cavernas subterráneas en la costa del Golfo de México, en concreto en los estados de Tejas y Luisiana.

Dicha provisión fue creada en el año 1975 después del embargo árabe de petróleo que elevó los precios y perjudicó la economía estadounidense. Su objetivo es evitar futuras interrupciones en el suministro de crudo y servir como una «herramienta de política exterior», de acuerdo a la web del Departamento de Energía.

Actualmente, el Gobierno de los Estados Unidos tienen guardados hasta 630 millones de barriles para casos de emergencia, de este modo lo detalló un alto funcionario del Gobierno, quien decidió permanecer en el anonimato.