Un grupo de arqueólogos han descubierto cerca de 60.000 edificios mayas -incluyendo tumbas, palacios y pirámides- que han permanecido ocultos durante siglos bajo la selva guatemalteca, en el departamento de Petén. El hallazgo ha sido posible gracias a una revolucionaria tecnología láser, capaz de emitir rayos que penetran el manto forestal, lo que ha revelado el relieve que se esconde debajo.

El innovador láser ha penetrado en el manto frondoso de la selva tropical guatemalteca de la Reserva de la Biosfera Maya, uno de los pulmones ambientales de América -que abarca más de dos millones de hectáreas- para exhibir parte del misticismo de esta cultura precolombina que "movía montañas" a su antojo.

Esta tecnología revolucionaria, conocida como LiDar, es una teledetección óptica que utiliza la luz del láser para obtener una muestra de la superficie de la Tierra con mediciones exactas. El láser ha perforado más de 2.000 kilómetros cuadrados de este denso bosque tropical, para sacar a la luz una megalópolis que un grupo de expertos hallaron cerca de los vestigios de Tikal, uno de los sitios arqueológicos más importantes de esta civilización que habitó el área en las épocas preclásica (1000 a.C-3000 a.C) y clásica (300-900 d.C).

Civilización compleja e interconectada

El hallazgo ha revelado que a esta gran ciudad, compuesta por más de 60.000 estructuras individuales, se le unió en su día una compleja red de carreteras y canales de drenaje que demuestra que los mayas eran una civilización "más compleja e interconectada" de lo que se conocía hasta ahora.

Casas, palacios, centros ceremoniales, carreteras elevadas, pirámides, grandes plazas, modernos sistemas de riego y fortificaciones de defensa componen estos vestigios, uno de los descubrimientos más importantes de la historia reciente no tan solo por lo que muestran, sino por lo que aún ocultan.

"Vistas como un todo, terrazas y campos de cultivos con canales de riego, aguadas, sitios fortificados y grandes calzadas revelan modificaciones en el paisaje natural hechas por los mayas en una escala previamente inimaginable", afirmó Francisco Estrada-Belli, uno de los descubridores.

Comparable a la antigua Grecia

Estas revelaciones, ocultas durante siglos en los exuberantes bosques de la selva del norte de Guatemala, permiten asegurar que esta era una civilización con un desarrollo moderno y audaz inimaginable, comparable a la antigua Grecia.

Tan precisos son estos cálculos que el grupo de arqueólogos han asegurado que en esta área de las tierras bajas mayas, compuesta por El Zotz, La Corona-Achiotal, Holmul, Naachtum, Uaxactun, Xultun-San Bartolo, Tikal, El Perú-Waka y El Tintal, habitaron al menos 10 millones de personas.

Y se cree que ellos transformaron el medioambiente a gran escala con el fin de hacerlo más productivo para su agricultura, con campos de cultivos extensos que constituían alrededor del 95% de la tierra disponible.

Cosechadores de maíz y cacao

Los antiguos mayas, grandes cosechadores de maíz y cacao, nunca usaron la rueda ni animales de carga. Sin embargo, "era una civilización que literalmente movía montañas", afirmó Marcello Canuto, arqueólogo de la Universidad de Tulane y uno de los exploradores de esta investigación.

El láser ha sacado a la luz cientos de estructuras desconocidas, una red de carreteras que conectaba centros urbanos, canteras y sistemas complejos de riego para alimentar a esos cientos de trabajadores que construían esas grandes ciudades que ahora han sido descubiertas.