Su ascenso ha sido meteórico: en febrero nadie en Turquía, salvo los habitantes del no muy importante distrito de Estambul de Beylikdüzü, donde era alcalde, conocía su nombre. Ahora, todo el mundo sabe quién es. Y no solo eso: los ojos del país entero están puestos en él. Es Ekrem Imamoglu, miembro del partido opositor turco CHP, alcalde de Estambul por 17 días, expulsado de su puesto por la comisión electoral y que ayer volvió a ganar las elecciones a la mayor ciudad de Turquía.

Algunos, incluso, lo ven como futuro líder del país, posición que Erdogan ocupa desde el 2003 —primero como primer ministro y ahora como presidente. «Conocí a Imamoglu este año -dice Onur-, pero me gusta como habla. Lo hace con mucha fuerza. Durante los días que fue alcalde bajó el precio del agua. Ojalá siga así a partir de ahora».

De 49 años de edad, Imamoglu no nació en Estambul sino en la ciudad de Trabzon, en la costa del mar Negro. De la región también es natural, por cierto, Erdogan -y media Estambul-. La mayor ciudad de Turquía está poblada, en una parte muy importante, por oriundos del mar Negro.

De joven, Imamoglu se mudó a la ciudad que ayer conquistó la alcaldía para estudiar en la universidad. En el 2008 entró en las filas del CHP. En el 2014, tras ascender dentro del partido, fue elegido alcalde de Beylikdüzü.

Al ser una cara fresca, su partido, socialdemócrata, lo sacó del anonimato para luchar por la alcaldía de Estambul. La ganó. Este domingo ya por partida doble. «Es un hombre bastante liberal-conservador en lo económico. Y es muy religioso, algo no normal en nuestro partido. Pero es un buen líder», explica un miembro de su equipo de de campaña.

Imamoglu ha marcado la diferencia dentro de su partido: hasta ahora, como estrategia electoral, el CHP se había centrado en criticar y atacar todo lo que tuviese que ver con Erdogan y su partido. Imamoglu no. Él y su equipo han buscado, para su campaña, un lema optimista. Lo encontraron: «Her sey çok güzel olacak» (Todo irá bien). Se han hecho canciones y pósters con la frase. Estambul está llena de pintadas con estas letras y la cara del candidato opositor. Es un mantra que estos días, en Turquía, se escucha por todas partes.

Sin carisma

«Es relativamente joven y no demasiado carismático -escribe Howard Eissenstat, académico experto en Turquía-, pero ha llevado a cabo una campaña sorprendentemente efectiva. Imamoglu en particular ha demostrado ser muy bueno en conectar con sus votantes paseando por las calles de Estambul, además de tener la capacidad de hablar empáticamente con los distintos grupos sociales».

Por ello, Imamoglu se ha vuelto popular al extremo. «Imamoglu quiere a la gente y quiere a los jóvenes, y eso es muy importante. Además es un hombre muy limpio y guapo», dice Nurcan, seguidora incondicional del político.