Un tribunal de Estambul ha dado inicio este viernes al juicio contra veinte ciudadanos saudís, entre ellos dos antiguos altos responsables del Gobierno del reino árabe, imputados por el asesinato en 2018 del periodista Yamal Khashoggui en el consulado saudí de la ciudad turca.

Dos de los acusados son el exjefe adjunto de la Inteligencia saudí, Ahmed al Asiri, o Saud al Qahtani, el exasesor del príncipe heredero y hombre fuerte de la monarquía saudí, Mohamed bin Salmán, responsables últimos de "instigar un homicidio premeditado con intención monstruosa", según la acusación.

Los otros 18 acusados están imputados por torturar y asesinar al periodista saudí, el 2 de octubre de 2018, dentro del consulado, cuando estaba arreglando el papeleo para casarse con su prometida, Hatice Cengiz, quien también testificará en el juicio.

De acuerdo con el relato de la acusación, Khashoggui, crítico con el régimen saudí, fue estrangulado hasta morir y su cuerpo fue posteriormente desmembrado. Los restos mortales del reportero del diario estadounidense The Washington Post no han sido encontrados hasta el momento.

Cadena perpetua

La Fiscalía turca solicita la cadena perpetua con agravante para todos los acusados, la sentencia más dura que impone el Código Penal turco desde la abolición de la pena de muerte en 2002. Al juicio también comparecerá la relatora especial de Naciones Unidas sobre asesinatos extrajudiciales, Agnes Callamard, que ha investigado el crimen.

Arabia Saudí, mientras tanto, ya ha llevado a cabo su propia investigación sobre el asesinato de Khashoggui, que provocó un alud de condenas internacionales, con la condena a muerte de cinco de los implicados y pena de cárcel para otros tres, nunca identificados, tras un proceso judicial caracterizado por su secretismo. Al Asiri fue absuelto y Al Qahtani nunca llegó a estar imputado. Los asesores del príncipe heredero, acusados en Turquía, nunca fueron imputados en Arabia Saudí.

El reino árabe acabó describiendo la muerte del periodista como el resultado de una "operación al margen de la familia real" y negó toda implicación de Bin Salmán. En este sentido, la relatora de la ONU, Agnes Callamard describió en su momento el proceso saudí como una "farsa" que en ningún caso tuvo intención de identificar ni a los responsables últimos de la muerte del periodista ni a quienes "incitaron, permitieron o ignoraron" lo que calificó "con alto grado de probabilidad como un asesinato extrajudicial y una desaparición forzada tras un posible acto de tortura", entre ellos "el príncipe heredero".

Bin Salmán ha asegurado que nunca ordenó el asesinato de Khashoggui pero asumió "plena responsabilidad de lo ocurrido como uno de los líderes de Arabia Saudí".