20 días después de las elecciones presidenciales en Estados Unidos y 16 desde que se declaró a Joe Biden presidente electo, la Administración de Donald Trump finalmente ha puesto en marcha de forma oficial la transición, que el demócrata había podido emprender solo oficiosamente.

Este lunes Emily Murphy, la funcionaria nombrada por Trump como directora de la Administración de Servicios Generales, ha enviado finalmente a Biden la carta donde lo reconoce como “aparente ganador” de los comicios y pone a su disposición los fondos federales de unos 10 millones de dólares y otros recursos que permitirán al demócrata emprender el proceso para preparar su llegada al gobierno.

Aunque Murphy ha asegurado en la misiva que ha llegado a su decisión “independientemente” y ha afirmado que no ha sido “nunca directa o indirectamente presionada por ningún cargo del Ejecutivo”, el propio presidente Trump la ha contradicho en Twitter, donde el mandatario, tras 17 horas de silencio, ha asegurado que recomendaba a Murphy y a su propio equipo “hacer lo necesario respecto a los protocolos iniciales” (de transición). Según sus dos tuits, en los que el mandatario sigue sin reconocer su derrota, lo ha hecho “por el bien del país”.

Aunque los reveses en los tribunales donde ha planteado demandas por infundadas acusaciones de fraude son una constante Trump ha insistido en sus mensajes en que su "caso" sigue adelante "con fuerza". Ha prometido también "seguir luchando" y ha dicho "¡prevaleceremos!", pero al poner en marcha el proceso de transición demuestra haber agotado su camino.

Presión creciente

La presión y las críticas a Trump, y a Murphy, se habían intensificado en las últimas horas. Este mismo lunes 160 líderes empresariales, incluyendo el influyente presidente de Blackstone, Jon Gray, firmaban una carta abierta instando a que se emprendiera la transición. "Cada día que se retrasa nuestra democracia se debilita a ojos de nuestros ciudadanos y disminuye la estatura de la nación en el escenario global", rezaba la misiva, que aseguraba que "retener recursos e información vital para una administración entrante pone en riesgo la salud pública y económica y la seguridad" de EEUU. Incluso un aliado de Trump como Stephen Schwartzman, consejero delegado de Blackstone, aunque no firmaba la carta emitía un comunicado en el que decía que "el resultado es muy seguro y el país debería avanzar" y se mostraba "listo para ayudar al presidente electo Biden y su equipo".

También este lunes más de 100 antiguos altos cargos republicanos de seguridad nacional habían hecho público un comunicado diciendo que la negativa de Trump a aceptar la derrota y a permitir una transición pacífica "constituye una seria amenaza" y urgían a líderes republicanos a "pedir públicamente a Trump que cese su asalto antidemocrático a las elecciones presidenciales".

"Paso necesario"

Biden y su equipo han estado funcionando hasta ahora tratando de minimizar el freno de Trump a la transición y este mismo lunes la campaña del presidente electo hacía públicos nombres elegidos para el futuro gabinete. El demócrata, no obstante, había denunciado ya los efectos nocivos del bloqueo de Trump. Y este lunes, tras el anuncio de Murphy y de Trump, el director ejecutivo del equipo de transición de Biden ha emitido un comunicado aplaudiendo el "paso necesario".

La carta de Murphy ha llegado poco después de que una junta electoral de Michigan, pese a la abstención de un miembro republicano, haya certificado la victoria de Biden en el estado. El sábado un juez federal de Pensilvania desestimó un caso con que el equipo de Trump pretendía retar la victoria del demócrata en ese estado.