En la primera fila se ha perdido el control. Los que la ocupan, fans desenfrenados, llevan horas esperando, luchando a codazos para ver a su líder desde lo más cerca posible. Una señora intenta saltar la valla que le separa del escenario. La policía le para los pies. «Turquía irá bien. El domingo todo irá bien. Ganaremos ¿Qué más puedo decir?, afirma Nebahat, encaramada a una verja policial, sobre la que se sujeta solo con una mano porque con la otra aguanta una bandera turca con la cara de su líder.

La plaza estalla en gritos y se multiplica el ondear de banderas. Todos gritan al unísono: «¡Ekrem alcalde! ¡Ekrem alcalde!». Ekrem Imamoglu, el candidato a la alcaldía de Estambul por el partido opositor turco CHP, se ha convertido a lo más parecido a una estrella del rock.

El 31 de marzo de 2019, tras un recuento de semanas, Imamoglu ganó las elecciones locales en Estambul por un margen mínimo de votos: 14.000 sobre un censo de 10’5 millones. Nadie -seguramente ni él mismo- se lo esperaba. Fue un día histórico para los opositores al presidente Recep Tayyip Erdogan: Estambul dejaba de estar bajo el control de los islamistas por primera vez desde 1994, cuando el mismo Erdogan, tras ser elegido alcalde, empezó una carrera política que le llevó a lo más alto, ganando elección tras elección.

La fiesta del CHP duró muy poco tiempo: el AKP —el partido de Erdogan— alegó fraude, y pidió a la comisión electoral la repetición de las elecciones en Estambul, lo que aceptó: Imamoglu fue alcalde solo 17 días.

Las elecciones se repiten hoy. «Esta es la apuesta personal de Erdogan, que espera no perder su fuente principal de financiación», dice el analista Aykan Erdemir. «Estambul (30% del PIB turco) es la máquina de hacer billetes del AKP. Pero la estrategia les ha salido mal. Ahora parece que pueden perder de nuevo y Erdogan dejará de tener su aura de invencibilidad», añade.

Imamoglu, al fin, sube al escenario. La música se detiene. Ya no hay banderas agitándose ni gritos de los congregados. Se hace el silencio. «Amigos, nos ha tocado vivir momentos difíciles. Pero todos juntos los superaremos», dice el candidato del CHP. Los fieles seguidores le responden: «¡Todo irá bien! ¡Todo irá bien! ¡El amor ganará!». «Nuestra lucha no es solo para esta ciudad. No es solo para Estambul. Nuestra lucha es para la democracia. Para toda Turquía. Para todo el país. Ganaremos», promete el dirigente opositor.

La mayoría de los sondeos respaldan al socialdemócrata Ekrem Imamoglu, candidato del Partido Republicano del Pueblo (CHP), que en marzo se impuso con menos de 14.000 votos a su rival del AKP, Binali Yildirim, ex primer ministro y mano derecha de Erdogan. Ahora, esta diferencia podría aumentar hasta los 200.000 votos, es decir un 2%. Así, Imamoglu podría ganar las elecciones en Estambul por un margen de entre cinco y nueve puntos.

Tras verse obligado a dejar la alcaldía, la popularidad de Imamoglu subió como la espuma. «Imamoglu se ha convertido en una figura común que representa a todos los que no quieren el sistema de un solo hombre que ha creado Erdogan», señala Erdemir, experto en la Fundación para la Defensa de las Democracias (FDD). «Si acaba ganando, esto se verá como una derrota personal de Erdogan.

Y no solo eso: será una derrota de su régimen». Erdogan, de hecho, ha dicho en muchas ocasiones que quien gana Estambul gana en Turquía, seguramente porque esa fue su forma de hacerlo. Ahora se le podría girar en contra.

Abrazos y fotos

«Yo os miro y no veo ni turcos ni kurdos ni cristianos ni judíos ni musulmanes ni alevís. Yo aquí veo al pueblo. Y el pueblo dice que todo irá bien», grita Imamoglu. El candidato baja del escenario para mezclarse entre sus simpatizantes. Reparte abrazos por todas partes, a bebés, niños y señores que quieren sacarse fotos con él o estrecharle la mano, señoras con los ojos húmedos de emoción que le agarran las mejillas, le abrazan, le sacuden, le zarandean. Imamoglu suda y sonríe mientras avanza entre la muchedumbre que le aclama. Solo hay una persona que despierte tantas pasiones en Turquía, pero no se presenta este domingo: Recep Tayyip Erdogan.

La respuesta se espera hoy a última hora: los colegios electorales cierran a las 14.00 GMT y al haber una única papeleta, el conteo podría terminar antes de medianoche. Aún así será una noche muy larga para toda Turquía, que espera del resultado un nuevo espaldarazo a Erdogan... o lo que podría ser el inicio de su declive.