Theresa May someterá nuevamente a votación su acuerdo para el brexit el próximo 13 de febrero, según anunciaron ayer los medios británicos. La primera ministra presentará entonces por segunda vez en la Cámara de los Comunes el plan acordado en noviembre con la Unión Europea, que fue derrotado hace un par de semanas por un margen de 230 votos.

El Parlamento dejó claro que no está dispuesto a respaldar el acuerdo en los términos actuales, de ahí las enmiendas que hoy debatirán y votarán todos los diputados. En total han sido casi veinte las presentadas, aunque algunas fueron retiradas posteriormente. Solo unas cuantas, las que seleccione el presidente de la Cámara, serán sometidas a votación, aunque todas pueden fallar. No hay garantías de que ninguna de ellas vaya a obtener un apoyo mayoritario.

Los conservadores rebeldes presionan a May para que negocie con Bruselas cambios sustanciales en la salvaguarda con Irlanda del Norte. Pero ellos mismos están divididos. Tras una reunión con sus diputados, May pidió oficialmente que los tories voten a favor de la enmienda presentada por Graham Brady, presidente del Comité 1922, que reúne a los brexiteers más duros.

En la propuesta se pide que la salvaguarda irlandesa sea reemplazada por «arreglos alternativos para evitar una frontera dura». Algunos euroescépticos radicales, como Jacob Rees-Mogg, anunciaron sin embargo que no la respaldarán ya que no indica «con qué sería reemplazado» el mecanismo de salvaguarda. El exministro de Exteriores, Boris Johnson, insistía en su artículo semanal en el The Daily Telegraph en que May debe conseguir que esa salvaguarda sea temporal. «Si nos los proponemos, si realmente lo intentamos, no tengo ninguna duda de que la UE nos dará la cláusula de libertad que necesitamos». Si May lo logra, «todo el país la respaldará».

Tanto Bruselas como Dublín han rechazado de plano hasta ahora reabrir el acuerdo, modificar o suprimir la salvaguarda. La iniciativa de Brady trata de mandar el mensaje a la UE sobre la posición del Parlamento.

Otra enmienda que ha despertado gran expectación es la presentada por la que fuera miembro del gobierno laborista de Gordon Brown, Yvette Cooper, una figura muy respetada, que algunos consideran ya como verdadera líder de la oposición en el debate del brexit, dada la ambigüedad e ineficiencia de Jeremy Corbyn.

La enmienda de Cooper, apoyada por liberales independentistas escoceses e incluso algunos conservadores, descarta la posibilidad de que el Reino Unido deje la UE sin acuerdo formal, permitiendo que los diputados tengan tiempo de pensar una nueva ley. Eso significaría que, si el 26 de febrero May no ha conseguido un acuerdo, la fecha oficial de salida del Reino Unido, fijada para el 29 de marzo, se aplazaría por un periodo máximo de nueve meses.

May debería por tanto pedir a la UE la extensión del Articulo 50. La enmienda cuenta con un amplio apoyo, pero Corbyn no parecía dispuesto a apoyarla. Los diputados laboristas temen que sus votantes interpreten la moción como una forma de tratar de permanecer en la UE y no cumplir con el resultado del referéndum.