La autorización de EEUU de permitir demandas contra empresas europeas que se hayan lucrado de bienes expropiados tras la revolución cubana es uno de los grandes focos de desacuerdo al que se suma ahora la crisis venezolana.

La decisión de Washington de abandonar el acuerdo nuclear con Irán y la amenaza de sancionar a las empresas europeas que hagan negocios con el régimen iraní ha abierto otro frente. Europa teme un rearme nuclear del país y que aumente la tensión.

Los aranceles al acero y aluminio europeos incendiaron la relación comercial que Bruselas intenta apagar con dos nuevos acuerdos, pero la amenaza de recargos a los coches y la disputa en la OMC por los subsidios a Airbus y Boeing sigue.