A Kim Kardashian solo se le resistían los chinos y acudió a Viya. Su diálogo en un 'streaming' compartido fue árido, con los traductores sudando para describir las esencias e ingredientes de sus tres perfumes y avanzar en asuntos más prosaicos como la comida china, pero la misión quedó cumplida: colocaron 15.000 frascos en unos minutos. Kim, tienes que enviarnos más existencias, rió Viya.

Es Viya Huang, la reina china de las ventas y la galáctica de Alibaba, el gigante chino del comercio electrónico. No hay producto que no coloque en cantidades industriales. Desde la compañía de Jack Ma recuerdan que semanas atrás elevó el récord diario de ventas hasta los 353 millones de yuanes (unos 45 millones de euros). La de Viya es una improbable historia de éxito que la ha empujado desde su anodina provincia rural de Anhui a la sede de la multinacional Alibaba en Hanzhou.

Viya vendía los productos propios en Taobao, la plataforma que conecta a particulares y ha creado millones de pequeños empresarios en China, cuando los cazatalentos de Alibaba intuyeron en aquella joven de voz áspera y sin belleza remarcable a una masiva vendedora en potencia. La ficharon para un canal experimental de la división Tmall, la de las empresas, y tras unas apresuradas nociones elementales de 'streaming' la colocaron frente a la cámara. En su debut vendió un millar de pasteles en un segundo. Había nacido un estrella.

GUARDAESPALDAS Y SELFIS

Al principio me preocupaba por salir guapa, pero pronto me di cuenta de que mis seguidores valoraban que hablara de cuestiones cotidianas, revelaba en una reciente entrevista a periodistas extranjeros en Hangzhou. Fue sucinta. Coincidió con el Día de los Solteros y, tras varios minutos aleccionando sobre la espontaneidad, la honradez y otros lugares comunes, regresó corriendo al 'set' de rodaje blindada por varios guardaespaldas de las peticiones de selfis y autógrafos de sus seguidores.

Hoy anuncia cosmética y moda, arroz y otros alimentos mundanos, entradas para el cine y descuentos hoteleros, marcas nacionales y extranjeras como Lancôme, incluso productos agrícolas en campañas para aliviar la pobreza en las regiones rurales. El 'set' es un caótico frenesí. Cuesta evitar los artículos desparramados por el suelo. Media docena de asistentes con instrucciones anotadas en papeles revolotean alrededor de Viya mientras contesta las dudas de alguno de sus nueve millones de seguidores a través de una enorme pantalla de plasma curvada. Ahora se calza una zapatilla y se contorsiona para mostrarla a cámara, después se extiende una crema hidratante en la cara. El listado de productos pendientes en la pizarra sugiere una larguísima jornada por delante.

200 EMPLEADOS

Viya, de 33 años, es ya una industria. Cuenta con 200 empleados divididos en tres grupos que filtran las propuestas recibidas: el primero examina su reputación, el segundo investiga sus ingredientes y el tercero lo prueba durante días. Viya dará el visto bueno final, dicen desde Alibaba.

Ningún país ha abrazado el 'livestreaming' con más pasión que China. El canal de Alibaba generó en 2018 más de 100.000 millones de yuanes (casi 13.000 millones de euros), el cuádruple que en el anterior. En él han germinado celebridades como Viya o Li Jiaqi, conocido como 'el hermano pintalabios' por su velocidad para probárselos y venderlos. Las marcas pagan hasta 100.000 yuanes (casi 13.000 euros) por una presentación de diez minutos y los estudios de mercado los juzgan más rentables que cualquier campaña de publicidad tradicional.