En la Segunda ya saben que de un tiempo a esta parte están dando aquel Verano Azul que, en lugar de ponernos las pilas, nos llena de tristeza. Por que, cuidado con la nostalgia en la tele, que a veces caemos en la melancolía. Y la melancolía la lía, y así nos sale este ripio. Porque hay mucho desaparecido dentro, porque se nos fue el principal y los demás, unos están de rositas y otros solo con las espinas de las rositas... Ya saben la pena que da ver a Chanquete. En fin, que ese verano azul está más bien desvaído, pero el otro, el verano amarillo que estamos disfrutando-sufriendo, pues que se lo pregunten a nuestros viejos cuerpos. Y el amarillo ya saben que es cuando se avisa de que estamos en serio peligro de incinerarnos los cuerpos.

¡Ay, los cuerpos! Ninguno como el del maestro Ponce, académico y torero, que ya está en pie y vestido de luces, incluso llevando el mismo traje, eso sí, arreglado en gran parte después de aquella gran cornada que le retiró por unos meses. Menos mal que podemos decir que vuelve. Lo acabo de ver esta mañana que esto escribo del viernes que, por cierto, no deben olvidar lo de las lágrimas de san Lorenzo, que desde nuestras terrazas se ven extraordinariamente.

Otra vez insisto en Gerardo Olivares, que está haciendo el rodaje del documental del AVE del desierto, que le obliga, según me han dicho, a cambiar de plan de rodaje casi todos los días, porque las arenas no conocen la dictadura del guion.

Vino y se fue Jennifer López, la puertorriqueña a la que un día di la mano en Nueva York cuando casi empezaba, pero ya tenía una figura impresionante y olía, recuerdo bien el olor, a nardo. Sé que han ido muchos cordobeses a verla, este jueves, a la Costa del Sol, que también es en gran parte nuestra costa. Y leo, por que leo casi todo, que el hijo de Bin Laden, que acaba de morir, había pasado gran parte de los últimos años recorriendo sitios, lugares, sobre todo, de Al Andalus, que es como saben lo nuestro y por lo que tanto suspiran. Y si investigamos no sería difícil encontrar su rostro moreno y triste, como emplomado, igual que en su día se encontró que su padre, de joven, había visitado nuestra Córdoba. Se trata de una suposición, pero puede tener sus visos de realidad.

Me avisan de que no es difícil que vuelva a llevarse el parche en el ojo que puso de moda don Jaime de Mora y Aragón, que fue un buen amigo mío. Por cierto, parche que ya saben que lo puso en la historia la española princesa de Eboli, que tiene una descendiente a la que admiro mucho y que se llama Almudena de Arteaga y de la Cruz, estupenda escritora de novela histórica.

Veo en la publicidad de la tele que ya se vende en cartón una especie de salmorejo, que está tan de moda, y que se especifique, que ya era hora, salmorejo cordobés. Eso está bien, no olvidar la marca.

Ojo, que tampoco es para despreciar el ajoblanco, según me comunica una señora de Córdoba a la que, por lo visto, le gusta más que ningún otro plato en verano en su casa de la ribera del Guadalquivir.

Me gustó, no sé si es ese el verbo, ver cómo lloraba nuestro Fernando Tejero por la muerte de ese entrañable personaje que fue Eduardo Gómez. Y me dicen al oído que don Julio Anguita está preparando un nuevo libro, de lo que me alegro no saben cuánto. Tema tiene y más él, que se instala en el silencio o esta dándose un bañito en esa playita de siempre, de Málaga, donde se le puede ver con un libro siempre bajo el brazo, sonriente, incluso firmando de vez en cuando un autógrafo. El resplandor de la leyenda. Y puedo comprobar que El Pele ha vuelto a cantar en directo, en una cita de los grandes, y que fue quien se llevó el aplauso más grande de la noche inolvidable.

Hay años que no está uno para nada, que no es el caso de Rafa Nadal, él siempre resucita. Escribo en viernes y gana, nos queda el fin de semana, a ver si tenemos suerte y volvemos a celebrar hoy domingo por la mañana. Y un cumpleaños que merece la pena, que de alguna forma celebremos. Elsa Pataki cumple estos días 45 años. ¡Qué gran edad, paisanos míos, para una mujer! Y para terminar la última hoja de nuestro periódico, otra de las nuestras, la más linda sin duda en la pasarela, porque deben saber ustedes que acaba de confirmarse la buena nueva. Rocío Crousett ha sido elegida la más bella de las modelos de Europa, de lo que me alegro tanto al comunicárselo este once de agosto, a un mes justo del glorioso día, espero, aunque no tengo mucha fe en ello, en que este cronista de ustedes, su seguro servidor, habrá de cumplir… Tatatachántatatachán... ¡Ochenta y cinco años! Lo que no me disgusta.