Los vecinos de Hafencity, en el barrio alemán de Hamburgo, se han encontrado este sábado con las estanterías del supermercado Edeka medio vacías. La estampa es propia de la peor de las crisis de desabastecimiento pero, más allá de las apariencias, se ha hecho por una buena causa. Este local de la cadena alemana ha retirado de todos sus estantes aquellos productos de fabricación extranjera. ¿El motivo? Denunciar cuan pobres serían los alemanes en un súper xenófobo que no vendiera más que productos patrios y germanos.

"Este estante es bastante aburrido sin variedad", reza el cartel de la imagen. La sección de verduras prácticamente arrasada, la mitad de los zumos de frutas no están disponibles y el que quiera comprar queso para sus bocadillos o sus platos cocinados mejor que vaya a otro supermercado. Las fotos de la simbólica acción no han tardado en difundirse por las redes, sobre todo a través de la organización antifascista y antirracista 'Weiße Rose' o 'Rosa Blanca'.

"Fuimos pobres sin variedad" (traducción del cartel de la foto de arriba)", denuncian los empleados, como aviso ante las actitudes xenófobas que están resurgiendo por toda Europa. Una austeridad que raya la miseria y que hace que se alabe la riqueza que aporta la diversidad, para concienciar a aquellos alemanes que apuestan por la xenofobia y el racismo el aislacionismo que ello conlleva.