El miércoles, 10, en la presentación de la teleserie ‘Perdóname, Señor’, para la que Tele 5 no tiene aún fecha de estreno y que cuenta con Paz Vega como cabeza del reparto y protagonista única del cartel -atentos a esa monja que sujeta de espaldas un rosario y una pistola-, la actriz sevillana presumía y se lamentaba, a partes iguales, de estar como el día que debutó en la tele: con las mismas ganas de gustar al público, pero también con el mismo gusanillo de dudas mordiéndole la boca del estómago.

Su aspecto no la desmiente. A sus 41 años, después de ser madre de tres hijos y exponer su físico a las exigencias de un puñado de guiones de Hollywood, el rostro y el talle de Vega podrían pasar por los de aquella alocada Laura de ‘7 vidas’, que hace 18 años atrajo todas las miradas por el frescor y el desparpajo que desprendía.Pero afirmar que estamos ante la misma Paz solo puede ser achacable a la querencia andaluza por la exageración, seña de identidad que la propia actriz también presume defender.

Difícil situar la raya, pero hay un antes y un después entre la hija del banderillero de Triana que dejó los estudios de Periodismo a los 20 años para irse a Madrid a probar suerte en la interpretación y la actriz que acaba de anunciar su vuelta de Los Ángeles tras foguearse en la meca del cine.

LA MATERNIDAD

Si le preguntan a ella dirá que esa raya la marcó su maternidad: casada desde el 2002 con el empresario venezolano Orson Salazar, son sus hijos de 10, 7 y 6 años los que hacen que se queje de los horarios tardíos de las cenas españolas, no su falta de ganas de jaleo, “que ahora soy más madura, pero sigo siendo muy pizpireta y alegre”, avisa. Lejos quedan las épocas en las que, en plena cresta de la ola, se animó a ser copropietaria y musa de las sesiones noctámbulas de una discoteca de Madrid.

Y es que a Paz nunca le han faltado aptitudes para la guerra. Dispuesta siempre a ponerse el mundo por montera, el descaro con el que se plantó en las pruebas de ‘7 vidas’,en 1999, tan natural como es ella, sin preverlo y haciendo oídos sordos a la jefa de 'casting' que le había profetizado portazos y fracasos por culpa de su acento andaluz, le valió para desnudar su cuerpo sin pudor tres años más tarde ante la cámara de Julio Medem en ‘Lucía y el sexo’, su consagración en la gran pantalla, que le granjeó un Goya como actriz revelación.

Como para que le temblaran las piernas fue el día del 2003 en que marcó su número para invitarla a hacer de latina en ‘Spanglish’ su debut en Hollywood. Allá que se fue de cabeza sin pensárselo dos veces.

EN LA MECA DEL CINE

Nadie ha tasado aún cuánto es razonable que dure el sueño americano. El de Paz Vega ha durado 14 años, 10 de ellos con residencia permanente a tiro de piedra de las principales productoras de cine del mundo. En este tiempo compartió reparto con Scarlett Johansson y Samuel L. Jackson en ‘The Spirit’; dio réplica a Colin Farrel y Christopher Lee en ‘Triage’ y encarnó a Maria Callas en ‘Grace of Monaco’, cutis con cutis con Nicole Kidman, entre otros trabajos, pero en todos los casos se trató de apariciones menores, nunca de papeles protagonistas.

Su figura ha brillado más en las alfombras rojas de los saraos hollywoodenses que en los carteles del cine, a pesar de lo cual la actriz hace un balance positivo de la experiencia americana. “Allí el nivel es tan alto que aprendes a dar el 120% de ti”, afirma.

PROYECTOS PENDIENTES

Con ese bagaje, Paz Vega vuelve a casa. Pendiente de grabar la segunda temporada de la serie norteamericana ‘The OA’, en la que también da vida a un personaje secundario, y de estrenar ‘Stoic’,donde comparte reparto con Antonio Banderas, su cuartel general a partir de ahora estará entre Madrid y Sevilla, ciudad en la que ya se la ha visto vestida de faralaes en la reciente Feria de Abril.

Alega la actriz que el mismo compromiso familiar que la llevó a buscar los garbanzos en California la trae ahora de vuelta: sus hijos se acercan a la adolescencia y ella quiere que vivan ese tránsito en España.

Lo próximo es Lucía, la monja alférez perdida en el submundo del narcotráfico gaditano, a quien da vida en ‘Perdóname, Señor’, pero no será lo último. Dice que vuelve con ganas de hacer teatro y meterse a productora.

Antes tendrá que resolver la disputa que mantiene con Hacienda, por la que dos casas de su propiedad permanecen ahora mismo embargadas. Hasta en eso parece quedar claro que Vegaregresa convertida en una estrella: hoy no eres nadie en la hoguera de las vanidades si no tienes una deuda millonariapendiente de liquidar con la hacienda pública.