Bollywood, la mayor industria cinematográfica del mundo, está conmocionada. Un integrante del partido que gobierna India, Suraj Pal Amu, ha ofrecido una recompensa de 100 millones de rupias, unos 1,3 millones de euros, a quien decapite a la protagonista de la película Padmavati, Deepika Padukone, y al director de la película, Sanjay Leela Bhansali. ¿El motivo? La polémica que ha despertado la cinta en los clanes patriarcales de los rajputs por no ser fiel a la historia hindú.

El filme ha generado un gran revuelo en India por la historia (o leyenda) que cuenta: la relación entre una reina hindú y un líder musulmán. El argumento no ha gustado a un amplio colectivo que profesa el hinduismo y la controversia ha obligado a la productora a posponer el lanzamiento de la película, que debía estrenarse el 1 de diciembre.

La actriz ya ha contestado, negando tener miedo. Mientras tanto, el Gobierno de Karnataka, uno de los Estados de India, ha puesto protección especial tanto para la intérprete como en la vivienda de sus padres, pero ninguna autoridad hasta el momento ha anunciado medidas contra el político.