Los últimos años han sido duros para el exdiestro Ortega Cano. Tras el fallecimiento de Rocío Jurado, su esposa, y una condena de prisión por atropellar a una persona bajo los efectos del alcohol, la vida vuelve a sonreírle: el domingo se casa con Ana María Aldón. Ortega Cano fue un torero discreto en todos los sentidos que solo alcanzó la popularidad cuando contrajo matrimonio con La Más Grande en 1995: la acompañó hasta su fallecimiento por cáncer de páncreas en el 2006.

Le quedan como recuerdo los dos hijos adoptados por la pareja, dos perlas que atienden por José Fernando y Gloria Camila. Mientras la niña ha seguido un camino paralelo al de Isa Pantoja (vagancia y cancaneo), el niño optó por la delincuencia juvenil, dando con sus huesos en el calabozo unas cuantas veces. De hecho, ahora está internado en un correccional del que habrá que ver si lo dejan salir para la nueva boda de su padre, que tendrá lugar en Sanlúcar de Barrameda este domingo.

La vida de Ortega Cano (Cartagena, 1953) ya acumulaba bastantes sobresaltos -entre la pérdida de La Más Grande y las gracias de los niños- cuando se metió en un berenjenal automovilístico digno del gran Farruquito: el 28 de mayo del 2011, conduciendo su Mercedes bajo los efectos del alcohol, se estrelló contra otro coche cuyo conductor, Carlos Parra Castillo, falleció en el acto. El torero -o extorero, pues se retiró en 1998, volvió en el 2001 y no se sabe cuál será su situación laboral a esas alturas- salió bastante malparado y tuvo que pasar una larga temporada de rehabilitación en un hospital.

Cuando salió, un juez se acordó de que la cantidad de alcohol al volante triplicaba la tasa permitida y el hombre acabó entrando en prisión en el 2014, cumpliendo la condena impuesta, que era de dos años, seis meses y un día. Accedió a la semilibertad antes de la fecha prevista, lo cual le permitió engendrar a su hijo José, que ya tiene cinco años, a medias con Ana María Aldón, que es la afortunada que lo acompañará al altar.

El amor le ha sentado bien al diestro, que ahora luce un aspecto juvenil y remozado. No se sabe si ha habido cirugía plástica de por medio, pero parece más joven. Asimismo, vuelve a tener el pelo de color negro azabache, algo que solo puede ser fruto de un milagro o de un tinte.

GRAN SONRISA /La sonrisa, afortunadamente, sigue en su sitio y más brillante que nunca. La novia, una andaluza prototípica, que muestra un aire a La Más Grande, parece que aspira a convertirse en diseñadora de moda y tiene 20 años menos que el novio, quien no bebe desde el accidente mortal y se cuida mucho.