«Creo que el reto final será entre Ana Millán y Tamara Falcó y que lo ganará Tamara porque es lista, tiene conocimientos y dedicación». El actor mallorquín Álex Adrover, en su despedida de Masterchef Celebrity 4 este miércoles de madrugada, lo dijo clarito mientras Tami, desde la galería, ponía cara de sorpresa. Tamara lo está petando en el concurso con sus platos y sus frases lapidarias, como ese «el orgullo es pecado» que soltó para asombro de todos cuando la felicitaron por la elaboración de su becada con los jugos bien prensados.

La hija de Isabel Preysler y el marqués de Griñón -¿hacen falta las presentaciones?- se ha revelado como una robaplanos y si como ella reconoce, sus padres «están alucinando» con su actual faceta televisiva, los seguidores del talent culinario, éxito de audiencia en España, mucho más. A sus 37 años, es una Tamara insólita, fresca y desenvuelta.

Pija por linaje «y a mucha honra», sus ataques de sinceridad y su forma de afrontar las pruebas están haciendo de ella la sorpresa del programa (y un hueso duro para sus compañeros, dicho sea de paso). Lo dijo también El Sevilla cuando dejó el programa por culpa de un arroz pasadito: «Si algo me llevo del concurso es haber conocido a Tamara. La gente está muy equivocada con ella y creo que aquí van a conocer la gran mujer que es».

Ella, por su parte, asegura que su lado más espiritual y fervoroso le ha ayudado a sobrevivir en la competición. «Todas las lecciones que he aprendido en el Evangelio me han servido para el programa. Cuando me hacían críticas pensaba mansa y humilde, Tamara, mansa y humilde. Y cuando quedaba la última, me aplicaba lo de los últimos serán los primeros, explicaba en la presentación del programa, en Vitoria. La semana que pasó con el chef Paco Roncero, las lecciones de Ramona, la famosa cocinera de casa Preysler, y la ayuda de un profesor particular del Basque Culinary Center han obrando el milagro. «A pesar del poco tiempo que tuve para prepararme, el público está viendo la progresión que he tenido», contaba esta licenciada en Comunicación que ha lanzado con una socia su línea de ropa.

SOLO ME SAQUÉ LAS FOTOS / Recordemos que, siguiendo el mandamiento del «no mentirás», Tamara dejó boquiabierta a Samantha Vallejo Nájera cuando la jueza le preguntó por el libro de recetas de cupkakes que hizo hace unos años y ella confesó: «Yo solamente me saqué las fotos, luego dijeron que eran mis recetas, pero no lo eran». Su destreza desollando conejos también ha desarmado al personal. «Coger ese hacha y hacer ¡zas! es muy gratificante. Nunca me han dejado hacerlo en casa, no sé, es una cosa frustrada que tengo», decía. El buen rollo que tuvo con los hermanos Salazar, Los Chunguitos, resultó enternecedor, y el coqueteo con Jordi Cruz -«que es muy atractivo, con chaquetilla o sin ella, es un hecho objetivo»- han sido también antológicos.

Con quien ha hecho buenas migas -y bombones de madrugada en casa de Isabel- es con el diseñador catalán Juan Avellaneda, que antes de entrar al concurso ya la veía como una de las principales rivales a batir. La incorporación de Boris Izaguirre también fue un subidón para ella, que ha intentado en todo momento mostrar sus buenas maneras. «No soy de alzar la voz y tener conflictos con nadie». Lo de liderar equipo, como se vio el miércoles para desespero de Jordi Cruz y de Anabel Alonso, es su asignatura pendiente.

La Preysler no daba un duro por ella. «Mamá me dijo que me iban a echar enseguida. El único que confió en mí de verdad fue mi cuñado Fernando Verdasco». Tío Mario (Vargas Llosa) ya ha probado sus platos: «Es muy glotón y no le hace ascos a nada». Veremos si finalmente Tamara es capaz de publicar su propio libro, pero esta vez con recetas además de con fotografías.