Mientras los candidatos esperan con ansia el 2 de febrero, cuando se celebrará la 33ª edición de los premios Goya, ya ha habido un gran protagonista en la fiesta de nominados celebrada el lunes por la noche en el Teatro Real de Madrid. Narciso Ibáñez Serrador, el eterno Chicho, recibió el Goya de Honor de manos del presidente de la academia de cine, Mariano Barroso. A sus 83 años y con una delicada salud, el creador del Un, dos, tres desfiló en silla de ruedas por la alfombra roja acompañado de sus hijos, Alejandro y Pepa. El premio representa el reconocimiento de toda una generación de cineastas que lo han visto como un referente gracias a algunas de sus obras maestras como ¿Quién puede matar a un niño? y La residencia.

Chicho admitió estar «honrado y emocionado» por el premio. «Siempre me negué al título de maestro, me parecía excesivo», apuntó. «Es muy emocionante que piensen que lo que has hecho sirvió de escalón para otros», añadió, y mencionó que su labor iba más allá de una atracción por el cine de género y que su intención siempre era la de «hacer cosas que no existían en la época».

El protagonista de la ceremonia desveló que no era la primera llamada que recibía en relación con los premios Goya. «A mí me llamaron no para darme un premio, sino para dar un Goya antes de que existieran. Me dijeron: ‘tú que tienes tanta imaginación, por qué no nos ayudas a ver qué podemos hacer’». El galardonado reveló que ve pocas series de televisión y que aún lo pasa mal delante de la pequeña pantalla. «Sigo queriendo hacerlo mejor. Es una carrera contra uno mismo, siempre quiero hacer algo diferente y el día que no me apetezca, será una pena».

J. A. Bayona, uno de los directores españoles con más presencia internacional, expresó su admiración por Chicho, del que prepara un vídeo de homenaje que se estrenará la noche de la gala en Sevilla. «Me hace mucha ilusión, este señor me traumatizó cuando era un niño y me fue muy bien, así que voy a devolverle el favor». Javier Fesser, director de Campeones, una de las favoritas de esta edición y representante española en los Óscar, también dejó unas palabras cariñosas para el homenajeado. «Es un maestro para los que no hemos ido a la escuela de cine».

«Crecimos con Chicho, rodeados de él, estaba en lo más comercial y en lo más underground, lo abarcaba todo. Lo sorprendente es que no nos dábamos cuenta, nos parecía que lo normal era eso», afirmó por su parte Isaki Lacuesta, aspirante a mejor director por Entre dos aguas.