En Chica, chico, chica, la biografía de Savannah Knoop, el rostro visible de aquel escritor que terminó siendo un fraude, JT Leroy, se define a Asia Argento de una manera muy gráfica: «Era capaz de sujetar un cucurucho al tiempo que daba un brinco con las piernas en el aire y aterrizaba en sus zapatos altos de cocodrilo».

La actriz siempre se ha caracterizado por ofrecer una imagen de mujer todoterreno. Tiene esa versatilidad que le permite poder mutar de piel a su antojo, ser dulce o un animal desbocado, aunque siempre ha preferido apostar por el lado más salvaje e indomesticado de la vida. Nada de fotos haciendo yoga o comiendo aguacate, lo suyo es puro punk.

Asia Argento (Roma, 1975) era conocida por muchísimas razones, su currículum es tan extenso y variado como apasionante, pero en los últimos meses su figura ha adquirido una dimensión diferente, sobre todo después de que denunciara públicamente que ella fue una de las víctimas del depredador sexual Harvey Weinstein.

Rostro activo

A partir de ese momento se erigió como uno de los rostros más activos del #MeToo. El puño levantado se convirtió en su insignia y su activismo se ha multiplicado a través de sus redes sociales y sus apariciones públicas, la última y más mediática en el pasado Festival de Cannes, en el que abrió la ceremonia de clausura con uno de los discursos más implacables de esta nueva era feminista: «En el año 1997 fui violada aquí por Harvey Weinstein», dijo con la voz temblorosa. «Hoy se siguen sentando entre nosotros otros que han tenido un comportamiento indigno con las mujeres, sabemos quiénes sois y no vamos a permitir que sigáis viviendo en la impunidad».

Precisamente su debut en la dirección, en el año 2000, Scarlet Diva, ha adquirido una nueva dimensión debido a los últimos acontecimientos. Y es que Argento ha reconocido que escribió esta película después del acoso del productor y terminó vertiendo su traumática experiencia en una situación similar que le ocurre a su alter ego protagonista.

Ha estado desde muy pequeña involucrada con el cine. Es hija del gran maestro del terror italiano Dario Argento y de la actriz Daria Nicolodi y a los 11 años ya tuvo su primer papel en la película Demons 2 de Lamberto Bava. Ha protagonizado cinco de las cintas de su progenitor y trabajado con directores como Sofia Coppola, Abel Ferrara, Gus Van Sant o George A. Romero. En el 2002 desembarcó en Hollywood con la cinta de acción xXx junto a Vin Diesel, aunque el mainstream nunca ha sido lo suyo y ha preferido embarcarse en proyectos más arriesgados de autores tan kamikazes como ella.

Demonios internos

Además de Scarlet Diva, ha dirigido la adaptación de la novela de J.T. Leroy El corazón es mentiroso (2004) y el retrato infantil Incompresa (2014). Todas obras a través de las que ha intentado exorcizar sus demonios internos. Pero, Argento ha vertido su espíritu voraz en otras disciplinas: la fotografía, la pintura y sobre todo la música. Ha sido disyóquey, ha grabado con Marilyn Manson y Placebo, también con su amiga Loredana Berté, y en el 2013 publicó el álbum Total Entropy, donde demostró su fijación por las atmósferas oscuras y las letras provocadoras.

Su faceta amorosa siempre ha sido tan convulsa y agitada como ella. Tiene dos hijos, Anna Lou, de 16 años, fruto de su relación con el cantante Morgan, y Nicola, de 9, con el que fuera su marido Michele Civetta, pero en los últimos tiempos había encontrado la estabilidad sentimental al lado del popular chef Anthony Bourdain. Su suicidio la semana pasada ha sido un duro golpe para una artista que se ha visto envuelta por la polémica convirtiéndose en centro de un inclemente huracán mediático y que ha demostrado ser un ejemplo de lucha incluso en los peores momentos.