Tal como han relatado las últimas semanas People y Vogue, Justin Bieber está depre y recibiendo tratamiento. La fama, las drogas y los conciertos han dejado al cantante canadiense de 25 años en un estado tan down que ni la alegría de haberse casado recientemente con la bella modelo Hailey Baldwin, de 22 años, le levanta el ánimo. El domingo el ídolo pareció que había tocado fondo y lanzó un grito de socorro a sus más de 100 millones de fans en Instagram: «Rezad por mí», escribió. Y cundió el pánico: más de cuatro millones y medio de seguidores le dieron un me gusta a su SOS. Y es que en la misma misiva también reconocía que ha estado «luchando mucho» y que se siente «muy desconectado y raro». Por ello, pedía que «rezasen» por él, porque «Dios es fiel y sus oraciones realmente funcionan, gracias...». La foto que acompañaba el mensaje era de un Bieber muy desmejorado. Aunque, ojo, en realidad la instantánea no es reciente, pues el cantante lleva ahora el pelo largo. En la imagen en blanco y negro no está solo. A Justin lo flanquean dos hombres muy importantes en su vida: su mánager, Scooter Braun, y el diseñador y rapero Kanye West, el marido de Kim Kardashian. Este último, además de amigo es también devoto de una iglesia evangélica hipster: si Bieber asiste a los oficios de Hillsong en Nueva York, una iglesia pentecostal fundada en Australia en 1983, a West le gusta hacer coros en la VOUS Church de Miami.

People, citando a fuentes cercanas al cantante, asegura que este mensaje formaría parte de la terapia que sigue para espantar a sus demonios. «Ese post en Instagram era una parte importante de su recuperación», dice la fuente. «Ha sido un gran paso para él hacer esto. Estaba un poco nervioso por ser un personaje público, pero también sabe que el camino de su recuperación pasa por este nivel de honestidad. Ha decidido que ahora es el momento de abordar las cosas y dejar que todo el mundo sepa qué está pasando», asegura la misma voz, que remata: «Tiene todo el dinero que necesita y ahora está empezando a centrarse realmente en su futuro. La terapia le ha ayudado a empoderarse, se está enfocando en los aspectos positivos, no en los negativos. Sabe que está empezando una nueva vida». Quizá en la nueva casa que se ha comprado en Canadá en un emplazamiento idílico junto a un lago.