Configurado el cuadro de participantes del Festival de Eurovisión. Los últimos 10 países consiguieron la noche del jueves, 10 de mayo, pase a la gran final del sábado, en una 'semi' en la que tomaron parte 18 participantes. Serbia, Moldavia, Hungría, Ucrania, Suecia, Australia, Noruega, Dinamarca, Eslovenia y Holanda se unirán a la gran fiesta que pondrá colofón a la 63ª edición del certamen musical más longevo de Europa.

La gran final de Eurovisión se celebrará este sábado, 12 de mayo, a partir de las 21 horas y será retransmitido en directo desde el Altice Arena de Lisboa por TVE-1. España, representada por los 'triunfitos' Alfred y Amaia, está clasificada de oficio y actuará en la primera mitad de la gala.

Los serbios Sanja Ilić & Balkanika consiguieron el billete para la gran final con ‘Nova deca’, una fusión de música étnica de los Balcanes con sonido pop muy efectista. Ilić, el intérprete más veterano de esta edición, es el autor del himno del Estrella Roja de Belgrado. También es suyo el tema con que Yugoslavia participó en el Festival de 1982. Los moldavos DoReDos cantaron sobre las mariposas en el estómago, pero completaron la historia de su tema ‘My lucky day” con una puesta en escena muy vistosa: un gag de enredo con que venían a decir que ese 'tilín tilín' no era del todo correspondido. Color, desenfado, swing y buen rollo les impulsaron hacia la final.

Los húngaros pusieron dosis de alto voltaje con su tema ‘Viszlát nyár’; un heavy metal que echó mano de fuego, pirotecnia, luces, voces graves, decibelios y adrenalina; mucha adrenalina. No le fue a la zaga el holandés Waylon con “Outlaw in ‘em”, una composición country-rock que contó con el apoyo de cuatro bailarines de color que, más allá de lucir tableta de chocolate en los abdominales, enloquecieron al público con sus piruetas.

Ucrania, que cerraba la gala de la noche, puso el momento ‘crepúsculo’ de la semi. Melovin empezó cantando dentro de la caja de un piano. Tras los primeros compases de su ‘Under the ladder’, el artista emergió levitando de su lecho. Tétrico pero ¡muy efectivo! Después, le vimos tocando ese mismo piano mientras las escaleras que conducían a él se incendiaban. Por su parte, el sueco Benjamin Ingrosso cantó y bailó sobre luces de neón en una original puesta en escena. Un cóctel que mezclaba sonido Justin Bieber y estética George Michael. Una vez más, su país luchará por la victoria en la gran final del certamen.

Australia, la protegida de la comunidad eurofán, pasó con Jessica Mauboy y su ‘We got love’. La artista cantó sola en el escenario, pero supo hacer enloquecer a los espectadores con su alegría y su buen rollo, porque si alguien se lo pasó bomba actuando fue ella.

El noruego Alexander Rybak, que defendía 'That's how I write a song', era el gran favorito de la noche. Apareció tocando varios instrumentos dibujados y sobreimpresionados en la pantalla; un violín, una guitarra, un piano y una batería. ¡Hasta le vimos chutar un balón virtual! El danés Rasmussen y sus cuatro coristas escenificaron la épica conquistadora de sus antepasados vikingos. No les faltó nada: ni velas marineras, ni viento, ni nieve, ni barbas ni melenas rubias y pelirrojas!

Finalmente, la eslovena Lea Sirk defendió un tema pop titulado ‘Hvala, ne!’. Original puesta en escena, con las coristas/bailarinas ondeando sus brazos detrás de la cantante, creando la imagen de Devaki, la diosa hindú de los múltiples brazos. Simuló, además, un error de la organización que engañó al público: un silencio que le sirvió para pedir que siguiera la música y su fiesta particular.