El príncipe Enrique de Dinamarca, marido de la reina Margarita, padece demencia, lo que le provoca "alteraciones en su comportamiento, en sus reacciones, juicio y vida sentimental, e influye en cómo se relaciona con el resto del mundo", según un comunicado emitido este miércoles por la Casa Real danesa. El príncipe, de 83 años, que ya estaba apartado de gran parte de sus actividades públicas, sorprendió este verano cuando declaró que no quería ser enterrado con su esposa en la catedral de Roskilde y que estaba insatisfecho con su papel de consorte.

"Después de un largo seguimiento y de una serie de exámenes médicos realizados a finales de agosto, los especialistas del Hospital del Reino han concluido que su alteza real el príncipe Enrique sufre demencia", indica el comunicado de la Casa Real.

El diagnóstico implica "un debilitamiento en las funciones cognitivas" mayor de que lo cabría esperar en una persona de su edad. La enfermedad conllevará una reducción de su actividad pública, ya disminuida desde que se jubiló hace año y medio. "El deseo de la reina y la familia real es que el príncipe tenga la tranquilidad que la situación exige", concluye el comunicado.

Enrique, francés de nacimiento, sorprendió hace un mes cuando declaró que rompería con la tradición de que los restos de los monarcas y sus cónyuges descansen en la catedral de Roskilde, al este de Dinamarca. El motivo, confirmado por la propia institución, era su conocida insatisfacción con el papel que desempeña en la familia real, ya que se había ignorado su deseo de ser rey consorte y no príncipe.

La controversia dio un giro al declarar Enrique en una entrevista que su esposa lo tomaba "por tonto" y le faltaba el respeto. "Si quiere que me entierren con ella, debe hacerme rey consorte. Punto. Me da igual", dijo entonces Enrique. La Casa Real no reaccionó oficialmente, aunque el príncipe heredero Federico admitió en público sentirse "muy triste" por la decisión de su padre de no querer ser enterrado junto a la reina, de 77 años.