El abrazo que se dan estos días Argentina y España con la cumbre de Madrid reunirá un álbum de imágenes que van desde el paseo protocolario de la reina Letizia y la primera dama Juliana Awada, bautizado como el 'duelo del siglo' por algunos medios desmesurados en las etiquetas a ambos lados del Atléntico, a la pose de Irene Montero, la portavoz de Podemos en el Congreso, luciendo una camiseta con el nombre de una líder indígena encarcelada, sin olvidar la arenga del presidente Mauricio Macri animando al Gobierno de Rajoy y a sus empresarios a invertir en el futuro de Argentina.

La escena protagonizada por Letizia y Juliana caminando por el patio de armas del Palacio Real, escoltadas por la Guardia Real y un clásico Rolls Royce como el que desencocharon para la boda con Felipe, desprendía un aroma como de 'Velvet' o de 'Lo que escondían sus ojos'. Los paralelismos resultan jocosos, pero la Reina no es Carmen Polo ni la primera dama argentina, Eva Perón, ni esta es una España marcada por la hambruna como la sufrida en 1947, en los tiempos en que nuestros padres y abuelos vivían condenados bajo una dictadura aislada.

LA COLLARES Y EVITA, EN BLANCO Y NEGRO

Hoy las fotos son en color. En la hemeroteca queda el blanco y negro de la Collares y Evita haciendo propaganda por las ciudades de España. En color, Letizia y Juliana a lo Noor de Jordania o Jackie Kennedy. Las dos coincidieron en estilo: traje y abrigo de rosa empolvado y peinado recogido. La española con un dos piezas de Felipe Varela. La porteña, con un vestido diseñado por Amelia Saban para Menage a trois y una estola de cashemir. Ambas sobre tacones, unos stilettos en color nude. Letizia lució pendientes. Juliana optó por liberar sus lóbulos.

POR LA INDÍGENA MILAGRO SALA

Irene Montero, la novia de Pablo Iglesias, quizá sea bisnieta de algunos de aquellos descamisados españoles a los que saludaba la presidenta del 'Dont cry for me Argetina'. Descamisados con camiseta en el Congreso son los de ahora luciendo la imagen de la activista indígena Milagro Sala mientras Mauricio Macri visita la casa de los diputados.

Descamisado pero con los botones bien abrochados es Íñigo Errejón recordando que la pareja de tango formada por los inquilinos de la Moncloa y la Casa Rosada aprieta las cinturas siguiendo los pasos de siempre, a la derecha, adelante, atrás, un, dos, tres.

RECEPCIÓN CON MESSI

La prosopeya no concluyó en la Carrera de San Jerónimo. Por la noche, el lenguaje se endulzó en el banquete celebrado en el Palacio Real, durante el cual los Macri recibieron de manos del rey Felipe VI los collares y medallas de la Orden de Isabel la Católica. La cita con las coronas continuará este fin de semana, cuando los Macri se vean con el rey Messi, acompañado por el caballero Mascherano.