Como ya es tradicional, Cristina Pedroche ha vuelto a ser trending topic en Nochevieja y Año Nuevo. Pero este 2018, además de por su vestido -o, en esta ocasión, su no-vestido, pues se trataba de un mono de tul transparente-, por un encendido discurso en contra de la violencia género. La misma lacra que el año pasado segó la vida de medio centenar de mujeres o la que también truncó los sueños de la joven Diana Quer, cuyo cuerpo encontró este domingo la policía 496 días después de que su asesino, 'El Chicle', lo arrumbase en una nave abandonada en A Coruña. Por eso, conocedora de su tirón televisivo (ayer, en Antena 3, junto al chef Alberto Chicote), Pedroche aprovechó para pedirle al 2018 "algo que no es típico en las Campanadas. Me gustaría que fuera el año de la tolerancia cero contra la violencia de género".

Aún vestida de rojo con un modelo princesa de larga cola, la colaboradora de Zapeando (La Sexta) pidió que este año que acabamos de estrenar sea "el año del fin de las violaciones y del acoso verbal o sexual. Que este año en el que entramos por fin quede claro que 'No es no', y que nos queremos vivas". Primerísimo primer plano: "Y también pido de todo corazón que en el 2018 se acabe el juicio sobre nuestro cuerpo. No solo nos duelen los golpes. Valemos muchísimo y nos merecemos todo el respeto".

Y, dicho lo cual, la modelo de Vallecas dio paso al momentazo de la noche: se despojó del primero y pomposo atuendo y se quedó prácticamente en cueros con el vestido "superfeminista", tal como anunció en días anteriores. Porque, como ya ha explicado otros años, Pedroche reclama la libertad de ir vestida como a una le dé la real gana.

El mono color carne de tul con bordados blancos -y algo raro detrás que servía para esconder el micro- lo ha vuelto a confeccionar Hervé Moreau, director artístico de Pronovias, y recordaba muy mucho al modelo con el que Pedroche sorprendió hace dos años (pero esta vez, en lugar de falda tenía perneras). En las redes pronto se percató la audiencia del detalle, que dio pista libre a una lluvia de comentarios y memes. Una tradición ya en Nochevieja.