Billie Eilish, la joven cantante del momento, ídolo de toda una generación de 'centennials', está harta de los que la critican por su cuerpo, por sus curvas, por su estatura, por el color de sus mechas, por sus uñas, por el tamaño de sus pechos... Después de arrasar en los Grammy con cinco premios (entre otros, mejor álbum del año) y ser la autora de 'Bad guy', "la canción más escuchada en el mundo en el 2019" (según ha anunciado este martes la Federación Internacional de la Industria Fonográfica), la artista de 18 años acaba de iniciar en Estados Unidos su nueva gira mundial para presentar las canciones de su álbum debut 'When We All Fall Asleep, Where Do We Go?' -por cierto, el disco más vendido del año pasado-, además de recientes éxitos como 'Everything I wanted' y 'No Time to Die' (para la próxima película de James Bond).

La primera parada del 'tour' ha sido este lunes en Miami, donde la cantante ha aprovechado un interludio para hacer toda una declaración de principios contra el 'body shaming', y les ha lanzado una sarta de pullas a los que disfrutan con la 'humillación corporal'.

Acostumbrados a verla siempre con ropa muy ancha, Eilish inició la 'performance' bajando las luces para desabrocharse la sudadera mientras, detrás, en una pantalla, se proyectaban frases dedicadas a sus 'haters'.

Una invitación para que los asistentes al concierto reflexionaran sobre las repercusiones de criticar a las personas por su físico y su forma de vestir. En varias ocasiones, ella ha explicado que su forma de vestir está relacionada con las inseguridades con su propio cuerpo y por la sexualización que suele hacerse de las artistas femeninas incluso antes de los 18.

"Tienes opiniones sobre mis opiniones, sobre mi música, sobre mi ropa, sobre mi cuerpo. Algunas personas odian lo que me pongo, otras lo elogian", ha susurrado la autora de 'When the Party's over' mientras el texto se proyectaba en la pantalla.

"¿Te gustaría que fuera más pequeña? ¿Más débil? ¿Más suave? ¿Más alta? ¿Quieres que esté callada? ¿Te provocan mis hombros? ¿Mi pecho? ¿Soy mi estómago? ¿Mis caderas? El cuerpo con el que nací, ¿no es lo que querías?", se ha preguntado antes de rematar así su discurso: "Si llevo algo que es cómodo no soy mujer. Si me quito las capas, soy una puta. Aunque nunca has visto mi cuerpo, sigues juzgándolo y juzgándome por él. ¿Por qué? ¿Mi valor se basa solo en tu percepción? ¿O tu opinión sobre mí no es mi responsabilidad?".