Padre de tres hijos, Berto Romero sabía bien de lo que hablaba cuando escribió el guion de Mira lo que has hecho, la comedia de Movistar+ en la que mostraba, con mucho humor, el estrés e inseguridades de una pareja primeriza en eso de cambiar pañales. Recién estrenada la segunda temporada, y con una tercera ya confirmada, la serie sigue jugando a mezclar realidad y ficción, dando pie a que el espectador se pregunte qué anécdotas ha sufrido en sus carnes el verdadero Berto.

Esta temporada no se centra tanto en el nacimiento de los gemelos que esperan Berto y Sandra (Eva Ugarte), sino en la crisis de pareja.

Sí, de la misma manera que la primera temporada era una crisis de adaptación, esta la planteamos como una crisis de pareja. Es algo que ocurre también cuando los hijos empiezan a tener una cierta edad y parece que te has liberado de esa esclavitud tan obvia que te supone el bebé, y de repente tienes que volver a trabajar y asumir otras responsabilidades. Quisimos ver qué pasa entonces con la pareja.

Javier Ruiz Caldera, el director de los nuevos episodios, asegura que su personaje es ahora más vulnerable.

La primera temporada estaba más centrada en el binomio Berto-Sandra y esta incide un poco más en lo que le pasa a él. Él es el que desencadena la crisis porque empieza a rodar una serie en la que se interpreta a sí mismo y eso le hace confundir la realidad con la ficción, que al final es de lo que habla un poco esta segunda temporada.

¿No le preocupa la confusión que puede generar en la audiencia seguir mezclando realidad y ficción en esta serie, en la que se interpreta a sí mismo?

Es que me da igual. Yo he decidido jugar con eso desde el principio. Soy monologuista, y los monologuistas hacemos eso: salimos hablando de nuestra vida y nada es verdad, estamos inventándolo todo. Pero usamos este personaje que hemos construido como receptáculo sobre el que vertebrar historias. Lo que piense la gente me da igual. De hecho, todavía tengo que aclararle a algunos que no soy el sobrino de Buenafuente y ya hace 10 años que no estamos con esa historia. Son efectos secundarios no demasiado importantes.

Por cierto, Buenafuente hace un cameo muy divertido en la serie esta temporada.

Sí, es que a mí me gusta mucho el falso documental, me vuelve loco eso de mezclar elementos reales con otros falsos para crear otra realidad que se parezca mucho a la verdadera sin serlo. Yo creo que eso me viene porque me molesta mucho cuando no me creo la ficción. Me pasaba cuando iba al teatro y veía a los actores declamando. Pensaba: "¿Por qué habláis así? La gente no habla así". Por eso tengo esta obsesión con que todo sea muy verosímil, y me lleva a hacer este tipo de movidas. Si puedo hacer que salga Andreu y jugar con la imagen que la gente creo que tiene de él, ¡me vuelve loco!

En los nuevos capítulos aparece su familia ficticia quejándose de la imagen que da de ellos en la ficción que rueda sobre su vida. ¿Su familia en la vida real también se lo ha recriminado?

No, son espectadores de la serie y les gusta. Todas estas reflexiones las pongo en la serie porque lo que me interesa es eso, el debate, que tú te plantees: "¿Pero qué pensarán? ¿Cómo se sentirá él?" Todo eso es el tema de la serie. La segunda temporada habla de la imposibilidad de diferenciar la realidad y la ficción, y eso es algo que nos pasa a todos: cuando lees las noticias, que no sabes si te están engañando o si es propaganda; cuando te creas una imagen en las redes, que es distinta a la real… Yo creo que es el tema del momento en el que vivimos.

Otro tema del momento en el que vivimos, el auge de los youtubers, también aparecía mucho en los primeros episodios. Parecía incluso que le obsesionaba...

Todo responde a lo mismo. Son miedos que no tengo. Si quiera ser youtuber lo hubiera intentado, pero sí que entiendo que mi generación se enfrenta a esos miedos, a la irrupción de nuevas formas de narrativas que ya no entendemos. Y lo centrábamos en la figura del youtuber como un símbolo de la primera manifestación audiovisual que ya no pertenece a tu tradición. Esos chicos ya no han visto los mismos referentes que tú, ya hablan de otra manera, y eso sí me parece interesante.

Son cosas que pasan cuando uno se hace mayor.

Ese es uno de los temas de los que habla la serie, de cómo te haces mayor y, de repente, se te escapan cosas, no sabes cómo enfrentarte a esas situaciones...

En esta segunda temporada se ríen de la prensa rosa, presentando a un paparazzi que va a trabajar con su hijo pequeño porque no tiene con quien dejarlo, e incluso tratan con naturalidad el tema del derecho a decidir, cuando su hijo debe votar el nombre de su clase.

Sí, son cosas que se me pasan por la cabeza… No hay ninguna intención de juzgar a nadie, pero sí de hablar de todo. Se apuntan muchas ideas y reflexiones, pero a mí no me interesan las respuestas, porque no las tengo, pero si la gente está viendo una comedia y de repente le resuenan cosas y le hacen pensar, me parece que está guay.

Movistar+ acaba de confirmar que habrá tercera temporada de Mira lo que has hecho.

Siempre pensé esta historia en tres actos. Todo dependía de si Movistar+ quería y a la gente le gustaba.

Parece que sí ha gustado, porque ya tienen dos galardones: el de mejor serie cómica en los premios MiM y el premio del público en el Festival Internacional de Cine de Murcia. ¿No le sorprende que una serie triunfe en un festival de cine?

¡Sí, es rarísimo! Ese festival tenía la intención de unir cine y televisión. Nos pareció raro, pero nos hizo ilusión. Como es una serie tan cortita [cada temporada son ocho episodios de 25 minutos]… Pero yo siempre defiendo que Mira lo que has hecho no es una peli cortada, es una serie y está pensada como tal. Yo reivindico la ficción de calidad en televisión. A veces se dice que una serie es buena como el buen cine. Y no, es buena televisión y ya está.

Confiese alguna de las cosas que hemos visto en la serie que sí que le haya pasado a usted.

Esa es la parte del juego menos interesante. Sé que es la más morbosa, qué será verdad y qué será mentira, pero no me interesa nada. Solo le voy a dar una pista: lo que crea que es verdad no lo es, y al revés.