Ricky Rubio sigue encestando puntos de oro también fuera de la cancha. El campeón del mundo con la selección española de baloncesto explicó ayer en Barcelona que ha disfrutado el campeonato «como un niño pequeño» y avisó que llegarán nuevos logros: «Esto no acaba aquí, esto sigue». El mejor jugador del torneo presentó la nueva sala para pacientes oncológicos y familiares del Hospital Universitario Dexeus de Barcelona, que su fundación ha contribuido a financiar, y agradeció todas las felicitaciones recibidas estos días: «Sabíamos que la habíamos liado un poco, pero no tan gorda».

En el acto también participó su compañero en la selección Víctor Claver, ya que la sala se ha bautizado con el nombre de Javier Claver, el padre del jugador valenciano, que al igual que la madre de Ricky Rubio falleció a causa del cáncer. «Estoy seguro de que mi madre está más orgullosa de que haya inaugurado esta sala de que haya sido campeón del mundo», aseguró Rubio, de 28 años, que tras la victoria del domingo contra Argentina dejó para la historia una imagen única, señalando con el dedo a lo más alto, por encima de la cúpula del Wukasong Sport Center de Pekín, recordando a Tona, su madre, fallecida en mayo del 2016 a los 56 años, a causa de un cáncer de pulmón y tras cuatro años de lucha.

PROMESA / Ricky, que siempre estuvo muy unido a ella y regresó de Estados Unidos para acompañarla las últimas semanas de vida, le hizo una promesa: ayudar a los niños enfermos y con problemas. El jugador, que quedó muy tocado por esa pérdida, puso en marcha The Ricky Rubio Foundation, en la que se está volcando. Junto al Hospital Vall d’Hebron lanzó una campaña contra el tabaco y las adicciones. También ha ayudado económicamente a algunos participantes en los Juegos Special Olympics, además de otras iniciativas con jóvenes.

Ayer en el Hospital Dexeus, el base de la selección y de los Phoenix Suns habló de ilusión, de esperanza y, claro, de la victoria de la selección. Recordó que «desde el primer día» sintió «una fuerza interior» que le hizo «creer» que vencer el Mundial era una posibilidad real. Dijo que estos días ha vivido «muchas emociones» y que los jugadores se dieron cuenta real de lo logrado «al ver la reacción de la gente». «En Madrid las calles estaban llenas», ha recordado sobre la acogida recibida por el grupo. «Cuando recibí el trofeo de MVP [Jugador más valioso del Mundial] fue difícil asimilarlo todo: me detuve un momento para saborear todo lo que habíamos hecho», rememoró. Por su parte, Claver remarcó que desde el principio «las sensaciones dentro del equipo eran buenas», pero que aun así él nunca pensó en la final sino en ir «partido a partido».

QUÍMICA / «Hubo una química especial que otras selecciones no tienen. Nosotros somos más que una selección: somos un equipo y una familia. Eso hace que en los momentos duros te unas más y en los buenos también disfrutes más», aseguró. El jugador valenciano explicó que «una de las claves de la final fue afrontarla como un partido más».