El rey emérito de los belgas, Alberto II, podría enfrentarse a una multa de 5.000 euros por cada día que se niegue a realizar el test de ADN para verificar si es el padre de Delphine Boël, su presunta hija ilegítima.

Los magistrados del juicio por la paternidad de Boël dieron el pasado noviembre un plazo de tres meses al monarca para realizarse la prueba de paternidad, un test al que no se ha sometido por el momento.

El próximo jueves está prevista una nueva audiencia en el juicio sobre la paternidad de Boël, en la que su defensa ha anunciado que pedirá que el rey sea obligado a abonar la multa por cada día en el que siga sin realizarse la prueba, ha señalado la agencia belga.

Los abogados de la presunta hija ilegítima pretenden evitar así que el rey emérito de los belgas se abstenga de someterse a la prueba hasta que se dicte sentencia en casación, la tercera y última instancia de la justicia ordinaria en Bélgica.