Ainhoa Arteta (Tolosa, Guipúzcoa, 1965) está más disfrutona y menos encorsetada que nunca. La soprano se ha dejado llevar de nuevo de la mano del productor Javiez Limón, para alumbrar 'La otra orilla', un disco y DVD en el que entona las canciones que la acompañaron en su niñez, un homenaje a su madre y al resto de las Ibarrolaburu. Hablando del resultado le brillan sus ojos marrones. Y de vez en cuando se toca su enorme anillo en forma de mariposa, "un talismán que trae mucha energía". Ella ve mariposas blancas.

-Es un disco, como se decía antes en la radio, con canciones de ayer, de hoy y de siempre.

-Totalmente. 'Quiereme mucho', 'María de la O', 'Ansiedad', 'El rosario de mi madre', 'Frenesí', 'Piensa en mí', 'Guantanamera'.... las oía cantar a mi 'amá' y a mis tías. Todas ellas eran cantarinas y gesticulaban mucho y eso está en mi ADN. Me encanta poder compartirlo con el público. Y son boleros de siempre porque las melodías son maravillosas y las cosas que dicen, también.

-¿Ha pretendido con esos arreglos jazzísticos alejarse de otras versiones?

-Javier Limón y sus músicos cubanos han querido darle ese aire y estas armonizaciones actuales. Yo tenía mis discusiones con él, pero me decía que me fiara, que esto es lo que quería sacar de estas canciones y de mí. Es el cuarto disco que hago con él y he aprendido también a dejarme llevar.

-Aunque hay mariposas, esto no es 'Madame Butterfly'

- Ni 'Tosca', esos son mis personajes del teatro, pero esta también soy yo. Cuando nos juntamos las Ibarrulaburu en las reuniones familiares, con mis primas, con una pandereta y una maraca la armamos. Cantamos desde 'Clavelitos' hasta éxitos de los Beatles o de U2. Este disco es como la parte B de 'La vida', que es del 2008. Cuando lo hicimos, y mira que yo no tenía intención de grabar ningún disco, la carátula y todo el disco eran en blanco y negro. Sin embargo este está lleno de color.

-Y se coloca usted en la portada como el mascarón de proa de un barco.

-E incluso quería ponerme en un acantilado y que se viera cómo miraba al mar abierto. Es como un homenaje a los aires que llegan de la otra orilla. Y el vestido forma las alas de mariposa, que es el recuerdo de mi madre.

-'Un vestido y un amor' está dedicada a su marido, el capitán de corbeta Matías Urrea. ¿Qué tal la vida de casada?

-Pues muy bien. Matías es una persona maravillosa y esta canción forma parte de la banda sonora de mi vida. Saliste entre la gente a saludar, la tabla de mandala se quebró, los astros se rieron otra vez y yo simplemente te vi. Nosotros coincidimos en un premio y fue algo así.

-¿Cuál es el mejor recuerdo de su boda este verano en El Puerto de Santa María?

-Tengo dos. La ceremonia, donde tuvimos todos el privilegio de escuchar en directo a cinco de los mejores cantantes líricos de este momento en el mundo: la chilena Verónica Villarroel, el mexicano Ramón Vargas, Juan Jesús Rodríguez, Ismael Jordi, con Rubén Fernández que es mi pianista. Bueno y yo que también me animé. Aquello fue impagable y eso se te queda enganchado en el alma. Ese momento y después los compañeros de la promoción de Matías, haciéndote el pasillo con el sable en alto, y al final mi querido Iker Murillo, bailarín de ballet, bailándote un auresku. Eso no se olvida. Eso es para siempre.

-En el DVD que acompaña al disco y grabado en La Habana aparece en el 'Juan Sebastian Elcano' jurando bandera y presumiendo de españolidad.

-Coincidieron tantas cosas en ese viaje a La Habana en primavera. Para nosotros los vascos Elcano, que era de Guetaria, es el símbolo del primer español que dio la vuelta al mundo. Y tuve el privilegio de hacer la jura de bandera en ese barco único. Fueron cinco días de rodaje increíbles. Era la primera vez que iba a La Habana y fue formidable. De la mano Alejandro Pérez, que es un actor cubano, me enamoré de La Habana. Y me acordé mucho, pero con alegría e ilusión, de mis tías y mi madre. Pensaba 'qué maravilla si me hubieran podido acompañar'. Me sentí como pez en el agua.

-¿Fuma puros? Lo cuenta en la fábrica de Pertegaz, donde se agarra a bailar con un moreno y no lo suelta.

-Fumo puros en las ocasiones en que sé que no voy a tener que cantar. Me gusta el ritmo que impone fumarse un puro porque es perfecto para la conversación. Y donde más me gustar hacerlo es en un barco de vela y a mar abierto. Entonces me sabe a gloria.

- Y lo último que uno se imagina es verla es en una fiesta comiendo un cerdo asado, rodeada de músicos, con una familia campesina, con su marido y las cabras y caballos por alrededor.

-Es la misma Ainhoa Arteta que canta y baila en casa con sus hijos. La que se toma unos vinos con las amigas. Aunque me tomo mi es serio mi profesión y soy muy disciplinada cuando toca, también soy muy disfrutona. La vida se te escapa y hay que vivirla a bocanadas.

-¿Fue la ministra de Defensa quién le propuso que cantara 'La muerte no es el final' el día de las Fuerzas Armadas? Eso el paracaidista en la farola fueron lo más comentado.

-Fue Margarita Robles, sí. Y me pidió que lo mantuviera en secreto. Lo hice con mucha emoción. Esta melodía y letra están compuestas por un párrroco de Hernani, hechas para un organista que se murió con 17 años. Es una letra muy intensa. El Ejército la asumió como un himno, pero ese es el origen. En mi caso, y no me da ningún apuro decirlo, lo hice porque creo firmemente que la muerte no es el final. Y porque soy vasca y he vivido muchos conflictos. Yo por ejemplo, y como yo muchos vascos, no puedo leer 'Patria', la novela de Fernando Aramburu, sin emocionarme. Lo tengo que cerrar porque todavía están muy abiertas las heridas. Fue muy duro ver cómo se mataba a tantísima gente de una manera brutal. Yo ese día lo sentí como un homenaje a todas aquellas víctimas del terrorismo que habían sido prácticamente silenciadas.

-¿Y es cierto que en Euskal Telvista la han vetado después de aquello?

-Tenía apalabrado un concierto de apoyo al cáncer infantil al que iba a ir sin cobrar y salí de la lista, pero por parte de ellos. Con todo lo que está pasando creo que son cosas que hay que ir superando poco a poco. Aunque llevamos unos años de democracia, no son tantos. Ahora mismo nos viene un periodo de muchas opiniones de partidos con voz y voto y vamos a tener que hacer un ejercicio de madurez, de entendimiento y de llegar a acuerdos porque no queda otra. Sinceramente lo digo, lo veo expectante y quisiera verlo esperanzador.

-Y sigue pensando que lo que le ha pasado a Plácido Domingo es una canallada?

-Totalmente. Se esta dilapidando a una persona sin pruebas. Es una caza de brujas. Yo lo veo así, porque no encuentro el sentido, sinceramente. Yo lo conozco mucho. Es un hombre que aprecia a las mujeres, la belleza. Pero es un caballero por encima de todo. Es verdad que me ayudó en mi carrera, pero no me pidió nada a cambio. Yo nunca tuve ningún altercado de este tipo con él. Yo cuento mi vida, mi experiencia. Y lo veo incapaz de obligar a hacer nada a ninguna mujer que no quisiera. Que luego haya tenido relaciones consentidas, eso ya... Ahí no me meto porque eso es la vida de cada uno, pero vaya que no es ningún acosador, ni ningún ser violento, ni un hombre que ponga condiciones. A mí no me ha pasado.

-¿Y cree sinceramente que le está haciendo un flaco favor al feminismo?

-Sí. Yo noto que está muy bien que haya una conciencia feminista y que esté creciendo, tanto en mujeres como en hombres porque el feminismo es una actitud. Pero a la vez crece también algo que va en contra de cualquier cosa que sea masculina y eso nos hace flaco favor.