Agatha Ruiz de la Prada se ha puesto un burka para firmar el divorcio de Pedro J. Ramírez."Como desde el mismo momento en que me dijo que quería separarse, ya no quise verle nunca más, llevé un burka que me habían traído de Afganistán. Solo se me veían los ojos", ha explicado la diseñadora a '¡Hola!' "Firmé mi divorcio con un burka porque no quiero que mi ex me vuelva a ver", reza el titular de la citada revista en la que aparece en dos imágenes, en una cubierta hasta los pies y en otra hasta la cadera.

La ganadora del Premio Nacional de Diseño de Moda ha asegurado que lo único que quería era que su ex no volviera a verla. "Aunque ya sabía que no íbamos a estar en el mismo cuarto, porque el divorcio se firmaba en salas separadas, me vestí así por si nos llegábamos a encontrar en algún momento. Me daba igual que la gente me pudiera reconocer o no. Lo único que yo quería era que él no volviera a verme nunca más", ha argumentado.

La llamativa imagen de la empresaria no ha pasado desapercibida en las redes sociales y en la televisión como en el programa 'Zapeando' de La Sexta, que han bromeado sobre el burka que lució. "Probablemente este sea el modelo más normalito", ha comentado Miki Nadal en el citado espacio.

Tres décadas juntos

Tras 30 de relación y casi uno de matrimonio, el periodista daba por finiquitada la unión afectiva con Agatha Ruiz de la Prada. El motivo no era otro que la aparición de una mujer, Cruz Sánchez de Lara, de la que se había enamorado locamente.

Para la diseñadora fue un auténtico batacazo, ya que hacía dos días que la pareja había participado con sus hijos -Tristán y Cósima- en un reportaje en su casa para 'Vogue'. "Cómo iba yo a esperar que me dijese que quería separarse si nos acabábamos de casar hacía tres meses", reveló. Además dijo que se sentía "traicionada" y que no quería saber nada del periodista, aunque reconoció que "Pedro J. se ha portado bien, porque todo lo que me prometió me lo ha dado".

Sin embargo, unos meses después de anunciar el divorcio, Ruiz de la Prada confesó: "He vuelto a nacer. Bailo, canto… hago cosas que no había hecho antes. He comenzado con las redes sociales…". Además, explicó que su cambio ha sido no solo mental, sino también físico: "Perdí diez kikos en una semana, aunque llegué a perder dieciocho, pero ya he ganado tres". Sobre la posibilidad de volver a enamorarse, comentaba que ahora lo que le apetece "es tener nietos, no novios".

El pasado mes de octubre, la creadora declaró a Efe que su objetivo primordial es "promover" su fundación, un reto que la "emociona", con el que ha recuperado la "ilusión" y en el que no descarta "reconvertir" algunas de sus tiendas en pequeños museos, aunque sin modificar su estructura empresarial.

"Desde que me divorcié seguí trabajando igual, al mismo ritmo, pero mentalmente no estaba al cien por cien y abandoné de forma inconsciente la fundación, a la que siempre le había dedicado mucho tiempo", concluyó.