Creó piezas únicas para numerosas estrellas, pero su icono fue la actriz Audrey Hepburn. El famoso vestido negro del inicio de Desayuno con diamantes fue una creación suya, pero también los diseños de Sabrina, de Dos en la carretera y hasta de Historia de una monja. Su amistad se mantuvo en el tiempo y la actriz belga fue en el 1957 la imagen del primer perfume del modisto francés, L’interdit. También firmó diseños para Jackie Kennedy, Grace Kelly, Elizabeth Taylor y Carolina de Mónaco, entre otras famosas.

«Monsieur de Givenchy se apagó mientras dormía el sábado 10 de marzo. Sus sobrinos y sus sobrinas y sus hijos comparten también su dolor. Su funeral se celebrará en la intimidad más estricta», señaló ayer en un comunicado su pareja, el también diseñador de moda Philippe Venet. «En lugar de flores y coronas, habría preferido una donación a Unicef en su memoria», añadía.

Por su parte Bernard Arnault, director del grupo que en el 1988 compró Givenchy, recordó al conocerse la noticia del fallecimiento: «Hubert de Givenchy, uno de los diseñadores más exitosos de la década de 1950, le ha dado a su casa de modas un lugar especial tanto en prestigiosos vestidos largos como en atuendos de moda. Hubert de Givenchy pudo combinar dos cualidades raras: ser innovador y atemporal».

La firma Givenchy también se sumó al homenaje a su fundador: «Personalidad imprescindible en el mundo de la alta costura francesa, un símbolo de la elegancia parisina durante más de medio siglo. La moda y su influencia continúan. Su trabajo sigue siendo tan relevante hoy como lo era entonces», indicó.

Después de Chanel, Givenchy es el diseñador del negro. Para la historia queda su blusa Bettina (por la modelos Betine Graziani), el vestido saco, además de su prêt-à-porter de lujo.

El modisto visitó Madrid hace cuatro años para presentar la exposición que le dedicó el Museo Thyssen, que recorría las cuatro décadas de su creación. Y es que aunque en el 1988 vendió su firma, siguió dirigiéndola hasta su retirada en el 1996. En aquella visita aseguró sin tapujos: «No quiero ser duro porque yo ya no estoy directamente implicado en este mundo, pero yo diría que ya no hay elegancia. Incluso entre las clientas que me dieron su confianza cuando las veo hoy».

Givenchy empezó en la moda trabajando para Lucien Lelong, Piguet, Jacques Fath y Elsa Schiaparelli hasta que abrió su propia firma en el 1952, con el apoyo del modisto español Cristóbal Balenciaga. De hecho, la admiración de Givenchy por Balenciaga impulsó el museo dedicado al modisto vasco en Gia.