Fan Bing Bing ha demandado a Guo Wengui por asegurar que se había acostado con Wang Qishan en el último episodio de una trama que requiere varias aclaraciones.

De entrada, vayamos con los protagonistas. Fan Bing Bing es la actriz más famosa y acaudalada de China. Guo Wengui es un millonario chino que desde Nueva York intenta hundir el gobierno con una cascada de escandalosas revelaciones. Y el tercero es uno de los políticos más poderosos de Pekín. Hablamos, pues, de algo serio.

El magnate Guo Wengui, asiduo a las redes sociales y con talento escénico, ha incluido a Fan Bing Bing en el grupo de famosas que se habrían encamado con Wang, más sobrado de poder que de belleza. "Es una calumnia maliciosa fabricada del aire que ha dañado seriamente la reputación de Fan", han respondido sus abogados.

La actriz, en X-Men y Iron Man

Fan Bing Bing era en Occidente una actriz casi desconocida hasta que desfiló en el festival de Cannes en el 2010 con un vestido de seda amarilla con bordados de dragones. Desde entonces, ha participado en grandes producciones de Hollywood como 'X-Men días de futuro pasado' e 'Iron Man III', con la intención de que esos taquillazos también hicieran saltar la banca en los cines chinos. Al fin y al cabo, la actriz tiene 40 millones de seguidores en Weibo, la red social china.

Además, Fan Bing Bing, de 35 años, ha apuntalado su liderazgo nacional con algunas de las películas más premiadas y populares como 'Lost in Beijing' o 'Buddha Mountain'. Ha sido imagen de firmas como Mercedes Benz, L’Oreal, Louis Vuitton y cualquier otra marca de lujo que quiere triunfar en el mercado chino. Según 'Forbes' es una de las actrices mejor pagadas del mundo, la primera no anglosajona del ránking. Su reputación, pues, también es algo serio. Como su mayúsculo enfado.

Al despacho de abogados del magnate Guo Wengui se le presume atareado con sus apariciones en Youtube desde su ático de Manhattan. Y es que sobre su mesa se acumulan querellas de la también actriz Xu Qing, del periodista Hu Shuli, del magnate inmobiliario Pan Shiyi o de la viceministra Huang Yan. A esta la acusó de aprobar proyectos con sobornos y favores sexuales. Guo Wengui tiene en su objetivo las celebridades y los altos cargos del Partido Comunista de China.

El millonario huyó de China

El millonario es un permanente incordio para Pekín cuando prepara el sensible reparto de sillas en el Congreso de otoño. Huyó de China en 2015 poco antes de que fueran detenidos algunos miembros de su familia y empleados suyos. Durante años mantuvo un perfil bajo para que Pekín transigiera con su salida, pero meses atrás perdió la paciencia y empezó a filtrar acusaciones de corrupción.

Su diana favorita es Wang Quishan, miembro del Comité Permanente del Politburó, encargado de la campaña anticorrupción y solo por detrás del presidente Xi Jinping en poder efectivo. También es "un tenaz delincuente sin la rectitud moral que exige el cargo", según Guo. Le ha acusado de lavar dinero, violar derechos humanos, acostarse con múltiples celebridades y colocar a familiares en el conglomerado chino HNA para adquirir numerosas propiedades en Estados Unidos.

Buscado por la Interpol

El problema de Guo es que sus pruebas son vaporosas en el mejor de los casos e inexistentes casi siempre. Otros disidentes en la labor de derrocar al Gobierno chino con métodos más heterodoxos se han desmarcado de su misión. No parece importarle a la enormidad de seguidores de Guo en Twitter o Youtube, censurados en China pero fáciles de seguir con accesibles programas, que esperan ávidos el último escándalo.

Le importa más a Pekín. Lo ha desacreditado con acusaciones de corrupción en los medios nacionales, evitado su aparición en medios de comunicación estadounidenses con amenazas e incluido en la lista de criminales buscados por la Interpol. También congeló sus cuentas y envió recientemente a dos emisarios para convencerle de que volviera al redil.

Pero Guo sigue disparando contra el Gobierno, presumiendo de su piso en Manhattan. En un video reciente grabado en 360 grados mostraba las vistas al Central Park, la estatua de la Libertad o la milla de oro neoyorquina. “Ahí tiene Wang su apartamento más alto”, aclaraba.