Xavi Hernández Creus (Terrassa, 25 de enero de 1980) inicia este domingo la carrera de entrenador, cuando reciba a la plantilla del Al Sadd, su equipo hasta ahora como futbolista, para comenzar el 'stage' de pretemporada en Olot. El equipo se preparará en tierras catalanas y disputará tres amistosos frente al Palamós, Olot y Sabadell.

-¿Sabe lo que dirá a sus pupilos en la primera charla?

-Sí, sí. Ya llevo días pensando en ello. El curso de entrenador me ha dado una guía porque el examen consistía en presentar tu modelo de juego. Me ha servido para poner en orden mis ideas, de pensar en cosas en las que no había caído. Será el que presenté. Pero no solo hablaré de fútbol, sino de valores.

-¿Cómo cuáles?

-Formas parte de un colectivo y en un grupo ha de existir actitud, respeto, disciplina, ambición… Si no hay todo esto, ya puedes enseñar la mejor idea de juego del mundo que no funcionará. Intentaré convencerles. Sé en qué cultura estoy. Qatar tiene de todo. Mis jugadores tienen la vida solucionada y debo convencerlos de que disfrutarán viniendo a entrenar; si se lo toman como una obligación, pensarán que no vale la pena. Y luego hablaré de fútbol. No descubro nada: me he criado con el modelo Cruyff, con Van Gaal, Rijkaard, Guardiola, Luis Enrique… Pero intentaré hacer un modelo mío.

-El modelo del curso, ¿es el modelo de Xavi o el del entrenador del Al Sadd?

-El mío. Los entrenadores siempre dicen que tienes un esquema del que no vas a salir, y al final todos añaden cosas y quitan otras, me lo reconocía Pep el otro día. No sé qué decir, aún no he empezado. Tengo unas ideas, pero si el equipo no se adapta, las iré amoldando.

-Y cuándo se sitúe en el centro del vestuario, ¿qué dirá?

-Que quiero tener el balón. Que me siento mucho más tranquilo si mi equipo tiene la pelota. Por tanto, lo haremos todo para recuperarla pronto, para mantenerla y, como hay una portería, hay que ir a marcar goles. Podemos hacerlo. No es un equipo que lleve 15 años jugando de otra manera, sino que cuida el balón.

-¿Se siente exjugador o todavía no?

-Sí. ¿Sabe qué me ha pasado? Que he ido del máximo estrés del Barça a jugar menos y terminar en Qatar. Es como si se apagara una vela. No ha sido algo traumático, que una lesión me haya retirado. Podía haber seguido jugando. Pero con 39 años he pensado que era el momento.

-La pregunta a la inversa: ¿desde cuándo se siente entrenador?

-También ha sido paulatino. A todos los entrenadores los he respetado, me han criado así, pero eso no impide que pienses que tú harías cosas de otra manera: atacarías así, defenderías un córner asá… He tenido entrenadores brillantes y he aprendido de todos, pero siempre hubo algo que pensé que haría distinto. Cuando haces el curso de entrenador ya te pones en situación.

-¿Qué quiere que haga su equipo?

-Que vaya al ataque, que no tenga miedo a atacar. Prefiero que se equivoquen a que no lo intenten porque si no, ¿para qué jugamos? El objetivo es que disfruten como colectivo, y no solo por una jugada individual, que también. Que se lo pasen bien entrenando. Muchos entrenadores lo han conseguido conmigo. Intentaré ser un entrenador así.

-Cuanto más ofensivo es un equipo, más cuidadoso debe ser en defensa.

-Claro, claro. No solo trabajaremos en ataque sino en defensa: en las vigilancias, en la presión inmediata tras pérdida. Es responsabilidad de todos. Quiero que la gente viva el partido los 90 minutos, que tenga pasión, que tenga ambición y que disfrute.

-¿Cree que podrá hacer lo que quiera con sus jugadores?

-Sí, sí. Lo intentaré. Si no lo consigo, es que no seré un entrenador decente. Conozco a los jugadores, el club, al jefe… Estoy contento porque tengo opciones de decidir cosas.

-Qatar es un campo de ensayo, con todos los respetos.

-Allí también hay presión. Somos un equipo creado para ganar. No es el Bayern, el City, el Barça, pero allí quieren ganar la Liga, la Copa y la Champions. En cierto modo será un aprendizaje para mi staff, porque partimos de cero, pero con objetivos reales. No es un equipo alevín, sino uno profesional.

-Lo decía porque podrá experimentar hasta alguna barbaridad teórica…

-En Europa no. Haré lo que sienta y me dejarán hacer lo que sienta. Es verdad que si me equivoco no será tan transcendente como si lo hiciera aquí, pero insisto, mi jefe quiere ser campeón. Y en la Champions asiática hay nivel.

-Ha conocido el Barça de Cruyff, de Guardiola, de Van Gaal, de Rijkaard. ¿A cuál se acercará más?

-En líneas generales, al cruyffismo.

-Es el hilo conductor.

-Exacto. Quiero el balón, quiero atacar, quiero proponer y no quiero especular. Luis Enrique tenía cosas de Cruyff, Guardiola tenía alguna más, igual que Rijkaard, que Van Gaal. Igual la estrategia no la hago como Guardiola, sino como Van Gaal. Bueno, será lo que sienta yo. Se acercará mucho al Barça de los últimos 20 años.

-Usted tiene la presión de su propio nombre, de su pasado.

-Mi staff me ayudará mucho, ya lo veo. El que tiene menos experiencia soy yo. En el diseño de tareas, en las cargas de trabajo y todo esto, soy un novato.

-¿Es usted dogmático o moldeable futbolísticamente?

-Creo que lo soy. Es innegociable que quiero el balón, y que quiero tenerlo en el minuto 80 si ganamos 1-0. Quiero es que la pelota esté en el campo del contrario, no defenderme en el mío. Cuando yo tenía el balón me sentía bien porque dominaba la situación. Si ser dogmático es querer el balón, soy dogmático.

-Y si pierde en casa en el minuto 80, ¿colocará a Piqué de delantero centro?

-No sería la primera opción.

-¿Aunque sea una situación crítica, de desesperación?

-Es de esos casos que no he vivido como técnico.

-No la descarta.

- No, no, en absoluto. Es una solución, pero no sería la primera. Igual pondría dos puntas, más interiores, cambiar al 3-4-3…

-Pero el gran público o la prensa no tendrá en cuenta esto. Lo sabe.

-Lo llevo bien, de forma natural. Por un lado es bueno que me vean como un tío capaz, pero si las cosas no salen como se espera, será una debacle. Mire: intento ser yo mismo, ser honesto y no pretendo engañar a nadie. Se lo he dicho a mi staff: la ilusión de mi vida era ser jugador del Barça y triunfar y lo conseguí. Si veo que no disfruto como entrenador, no pasa nada, me voy para casa y ya está.

-Entiende que Xavi genere expectativas.

-Sí, sí, lo entiendo. Ya me ven otra vez como el nuevo Guardiola. Me pasó como jugador y ahora como entrenador. Cuando hago algo, procuro hacerlo bien, como aquí en el campus. Lo daré todo por hacerlo bien.

-¿Le preocupa este estado de opinión?

-No. Me preocupa la incógnita de saber si lo pasaré mal en esta nueva faceta, pero no creo, porque soy positivo, soy bastante estable emocionalmente.

-El Barça en Liverpool y el Ajax en casa con el Tottenham.

-Hay un momento que al entrenador se le escapa el control del equipo. Ahí entra en juego el terreno psicológico, tener jugadores con personalidad a los que no les queme el balón. Lo hablamos con Pep, que decía que su suerte en el Barça fue tener a 7 u 8 jugadores que a la hora de la verdad, aparecían. Trataré de convencer a mis jugadores de eso.

-De que no tengan miedo al balón.

-Exacto. Que si se equivocan, el responsable seré yo, que yo les ampararé, que lo intenten, que no se guarden cosas por miedo. Ahora se dice ser valiente a jugar al ataque, y yo pienso que ser valiente es cerrarse atrás y convencer a tus jugadores que solo tocarán tres veces el balón.

-¿A los jugadores se les convence por seducción o por conocimientos?

-Por las dos vertientes. Luis Aragonés era muy bueno en gestión de grupo, en motivación, te daba cariño, te daba importancia y eso luego se lo intentas devolver al entrenador. Yo querré hacerlo también. La ventaja que tenemos es que hemos vivido estas experiencias y hay que aprovecharlas.

-¿Sabe lo que no quiere de su equipo?

-Todo lo contrario de lo que quiero. Que se deje dominar, que no tenga actitud, que no lo intente, que no se esfuerce, que no tenga respeto…

-Del respeto se refiere también con el contrario, a las guarradas, a perder tiempo…

-Naturalmente. Nunca me ha gustado todo eso. Al final, jugamos para la gente y hay que dar buena imagen. Al final tu equipo es un reflejo del entrenador, de lo que propone el staff, y no quiero que falten al respeto al árbitro ni a nadie ni que haya protestas. Intentaré inculcarles que sea ejemplar.

-¿Tiene perfilado su plan de ruta como entrenador?

-No, no lo sé. En el curso te dicen que sabes cuándo empiezas pero no cuándo acabas. Igual te echan a las dos semanas.

-Eso no pasará.

-Estaré este año seguro en Qatar y el jefe que siga hasta el 2021 como mínimo. Luego las circunstancias dirán. No sé qué más puedo decir a esto.

-Ha conocido usted solo un modelo, pero no ha aprendido a gestionar situaciones de descenso, de carestía de jugar por un empate. ¿Tiene un déficit?

-Seguramente. ¡Ahora me falta de todo! El primer día de entrenamiento no sé qué sensación tendré. Viví el descenso con el Barça B a Segunda…Sí, son emociones que no he vivido antes. Igual me toca un día dirigir un equipo que lucha por no bajar.

-¿Estaría dispuesto?

-¡Claro! Depende de las circunstancias.

-Podría ser un planteamiento profesional evitar según qué situaciones.

-Me considero una persona muy humilde y no se me caerían los anillos por llevar un equipo cuyo objetivo es salvarse, por qué no.

-El barcelonismo espera el día que Xavi vuelva al Barça. ¿Es consciente?

-Sí, y hasta cierto punto me gusta. Por un lado, pienso: ostras, menuda presión que todo el mundo espere tanto de mí. Pero, por otro, que me vean capaz me alegra mucho, es una pasada. Me ven al frente de un transatlántico como el Barça, pero yo aún no me veo, no me siento preparado. Me falta tiempo. Ojalá algún día se dé.