Vinicius se doctoró ayer en el Wanda Metropolitano. Lo bordó. Eléctrico en la banda, mandó a la lona a Arias, que no le vio en toda la tarde. Velocista con precisión, fortaleza física, Vinicius es brasileño pero afortunadamente es más Cunningham que Robinho.

Ayer deleitó con un recurso nuevo, un pase de exterior, similar al repertorio que propició en 1980 que el Camp Nou se pusiera en pie a aplaudir a Laurie Cunningham, inglés de origen jamaicano, al que una lesión le privó de ser una gran estrella en el Real Madrid. Vinicius fue un rayo en la banda. Le falta gol, pero seguro que mejorará ese arte con el tiempo. Es un crío de 18 años. Frente al Atlético de Madrid, desde el minuto uno se vio que tarde o temprano iba a ser cazado con un penalti. Era cuestión de tiempo. Giménez o Godín tenían que salir al cruce. Porque su banda era un parque de atracciones. Uno u otro temían hacer penalti. Le tocó a Giménez la ruleta rusa. Y Sergio Ramos hizo el 1-2.

Vinicius está de dulce. No le sobra un regate. No es chupón. No le gustan las bicicletas. Suelta de primeras y el fútbol lo agradece. Es preciso. Sólo tuvo un pero. El gol de Griezmann viene precedido de una pérdida ante Correa, pero la acción estaba al límite. Y pudo ser falta. Santiago Solari dio a Vinicius 57 minutos. Le cambió por Gareth Bale. Era un cambio con riesgo, pero acertó. Vinicius está de moda.

‘Ratas’ para Courtois

La placa de Courtois en el paseo de las leyendas del Wanda fue ensuciada en la previa del derbi por aficionados del Atlético de Madrid, que dejaron ratas de peluche y una cruz roja sobre ella, mientras que se rindió homenaje a Isacio Calleja. Las banderas rojas y blancas, con el mensaje Madrid, castiza y rojiblanca en una pancarta en la grada lateral que incluía un dibujo de una camiseta del Atlético con el antiguo escudo del Atlético Aviación (denominación del club entre 1939 y 1947), recibieron a los equipos antes del derbi.