Referirse en 1960 a la selección española de fútbol como La Roja hubiese conllevado pena de cárcel casi con toda seguridad. Los rojos entonces eran otros, extendían sus tentáculos desde la Unión Soviética y docena y media de ellos iban a pisar el césped del Santiago Bernabéu, donde iba a tener que sonar su himno y ondear su bandera roja con la hoz y el martillo. Algo intolerable cuando todavía había miembros de la División Azul cumpliendo condena por su colaboración con los nazis en la Segunda Guerra Mundial.

La razón por la que la Federación Española de Fútbol desoyó en 1958 la negativa del Ministerio de Asuntos Exteriores a autorizar posibles encuentros deportivos entre equipos españoles y soviéticos e inscribió España en la primera Copa de Europa de Naciones es un misterio. Los federativos se la jugaron a evitar el cruce y perdieron. España y la Unión Soviética quedaron emparejadas en cuartos de final en un sorteo celebrado en diciembre de 1959, las autoridades no encararon el problema durante cinco meses y justo el día en que la expedición española tenía que viajar a Moscú, el 25 de mayo, los jugadores tuvieron que volverse a casa desde la sede federativa de Alberto Bosch ante la rotunda negativa de Franco a dar marcha atrás.

ÚLTIMO INTENTO

La decisión había sido tomada cinco días antes en un Consejo de Ministros celebrado en Barcelona, donde el Generalísimo se encontraba de visita oficial, pero la referencia oficial no recogió nada y la censura se encargó de que no hubiese filtraciones. El delegado nacional de Deportes, José Antonio Elola, y el presidente de la federación, Alfonso Lafuente Chaos, hicieron un último intento en el mismo palacio de El Pardo, pero no hubo nada que hacer.

"Fue motivado por la campaña que se ha venido haciendo en las radios rojas anunciando el recibimiento monstruo que en el Bernabéu se iba a hacer al equipo de Moscú demostrando así la repulsa del pueblo español hacia mí. Todo ello unido a la actitud de Kruschev al exigir que se tocase el himno comunista y se izase la bandera con la hoz y el martillo, lo que daría lugar a incidentes que explotarían los comunistas de España y agentes que vendrían con el equipo ruso", llegó a decirles el dictador, según la versión de su secretario particular, su primo el general Franco Salgado-Araujo, alias Pacón. Está recogido en el libro ¡Que vienen los rusos!, en el que el periodista Ramón Ramos desmenuza lo ocurrido y sus antecedentes.

EL TOQUE DEL BARÇA

"Llevábamos toda la mañana en la federación y nos olíamos que algo no iba bien, aunque llegamos convencidos de que viajábamos. Una semana antes habían autorizado a Helenio Herrera a viajar a Moscú para espiar a los rusos en un amistoso", relata Enrique Collar, extremo del Atlético, a EL PERIÓDICO 57 años después. "Una pena porque éramos un verdadero equipo y yo creo que teníamos posibilidades reales de ganar la Copa. Había media docena de jugadores del Barça, que daban un toque especial al equipo, y luego estaban Di Stéfano, Peiró, Del Sol y Gento, aunque Paco estaba lesionado", recuerda Collar, que entiende que a los jóvenes les cueste trabajo creer a estas alturas cosas como esta: "La historia es la que es y estas cosas pasaban. Hubo que acatar las órdenes porque eso eran, órdenes. Siempre nos quedó la duda de si pudimos ser los primeros campeones".

El Madrid acababa de ganar su quinta Copa de Europa y el Barça la Liga y Copa de Ferias a las órdenes de Helenio Herrera, seleccionador también, que había convocado a Ramallets, Gracia, Segarra, Vergés,,Gensana, y Eulogio Martínez (Barcelona), Pachín, Marquitos, Gento, Del Sol, Herrera y Di Stéfano (Madrid), Rivilla, Collar y Peiró (Atlético), Carmelo y Garay (Athletic), Vicente (Espanyol), y Pereda (Sevilla). Todos tuvieron que volverse a casa frustrados sin haber podido ser los primeros españoles en jugar en la URSS. Solo tres de ellos -Suárez, Rivilla y Pereda- ganaron la Eurocopa del 64. En el Bernabéu y con la hoz y el martillo en todo lo alto.

KUBALA Y SUS PIONEROS

Siete años más tarde las cosas habían cambiado ligeramente, pese a que aún no había relaciones diplomáticas con la URSS, y nadie se planteó desde el Gobierno una prohibición como la de 1960. La selección española de Ladislao Kubala pudo jugar en el legendario estadio Lenin, actual Luzhniki, perdió 2-1 y no se clasificó para la Eurocopa de 1972 a causa del empate cosechado antes en Sevilla. Iribar, Gallego, Benito, Tonono, Claramunt, Churruca, Sol, Uriarte, Violeta, Rexach y Amancio no pasaron a la historia por realizar un gran partido aquel 31 de mayo de 1971 pero sí por haber sido pioneros en un partido en tierra soviética.

Desde entonces no la pisado la selección española un estadio ruso. El martes lo hará La Roja de Julen Lopetegui en el estadio de San Petersburgo en su segundo amistoso de preparación para el Mundial del verano próximo.