El Real Betis de Quique Setién buscará esta temporada consolidarse en los puestos altos de la clasificación liguera tras quedar sexto en la pasada, en un año en el que los béticos vuelven a jugar la Liga Europa tras cinco años ausentes y en el que habrán de hacer frente a tres competiciones.

Este triple reto lo acometerán básicamente los de Setién con la columna vertebral del pasado ejercicio, aunque en este verano han sufrido las bajas notables de su revelación el pasado ejercicio, el centrocampista canterano Fabián Ruiz, y de su portero Antonio Adán, además de su referencia en ataque durante los últimos años Rubén Castro.

La salida de Fabián rumbo al Nápoles ha dejado en las arcas verdiblancas treinta millones de euros en concepto de cláusula de rescisión, que se suman a los siete abonados por el Lazio por el lateral danés Riza Durmisi y a los diez dejados por la Fiorentina al ejecutar la opción de compra que tenía por el central argentino German Pezzella, cedido la temporada anterior en Florencia.

Estos ingresos, unidos a lo abonado por el Atlético de Madrid por Adán, han hecho que la dirección deportiva bética, con Lorenzo Serra Ferrer a la cabeza, se haya movido con anticipación y tino en el mercado y suscitado así la ilusión de un beticismo que ya supera los 50.000 socios.

Para suplir a Fabián, el Betis ha fichado al centrocampista internacional portugués William Carvalho, procedente del Sporting de Lisboa y llamado a ser el faro del mediocampo bético junto a otra de las novedades, el cántabro Sergio Canales.

Antes del comienzo de la pretemporada, el Betis se había movido con celeridad y fichado a Canales, procedente de la Real Sociedad; y al japonés Takashi Inui, quien quedó libre tras su paso por el Éibar y que se ha convertido en una de las atracciones de la pretemporada tras ser uno de lo jugadores más destacados del Mundial de Rusia.

También ha sufrido un cambio radical la portería bética tras la marcha de Adán y de sus suplentes, Dani Giménez y Pedro López; y para suplirlos han llegado Pau López, desde el Espanyol, y Joel Robles, procedente del Everton inglés, quienes se disputarán un puesto clave en el concepto de Quique Setién de sacar el balón jugado desde atrás, no rifarlo nunca y tocar y tocar hasta arriba.

Para ello, el santanderino cuenta con la mayoría de los mimbres que le llevaron la pasada temporada a Europa, con defensa de cuatro o, como la que mejor resultados le dio, con tres centrales y dos laterales de largo recorrido.

Para el centro de la defensa, y expensas de la recuperación plena de marroquí Zou Feddal de su operación en el tendón de Aquiles, los puntales de Setién son Marc Bartra y el argelino Aïssa Mandi, a los que ayudará el fichaje del brasileño Sidnei Rechel, procedente del Deportivo, además de la posibilidad de contar con el mediocentro Javi García, quien podría alternar su posición natural con la zaga.

Antonio Barragán y Francis Guerrero en el costado derecho, y el dominicano Junior Firpo en el izquierdo completa una zaga en la que podría aún haber incorporaciones, sobre todo por la marcha del zaguero zurdo danés Riza Durmisi rumbo al Lazio.

Para hacer frente a un calendario con tres competiciones, la zona de creación bética cuenta como baluartes, además de Sergio Canales, quien ya ha cogido galones en la pretemporada, al mexicano Andrés Guardado, al argelino Ryad Boudebouz y al capitán Joaquín Sánchez, mientras que Víctor Camarasa, que aportó poco el pasado curso, fue cedido al Cardiff galés.

Junto al extremo Cristian Tello, llamado a cotas mayores, el Betis cuenta otros efectivos en la punta del ataque como son Sergio León, el paraguayo Tonny Sanabria o Loren Morón, la gran revelación del pasado año y al que el Betis se ha asegurado con una ampliación de contrato hasta 2022.

La pretemporada bética ha dejado patente que, junto a partidos de juego brillante ha habido otros en los que se han evidenciado los desajustes defensivos que tantos goles costaron a los de Setién en la primera vuelta hasta que dio con la tecla, aunque en general las sensaciones fueron muy buenas.

Armonizar una cosa con la otra, la solvencia atrás con el juego irrenunciable de toque, será uno de los retos de los de Quique Setién en un curso en el que, además, habrán de tener fondo de armario y reservas físicas y de las otras para hacer frente a las exigencias de tres competiciones, las que son familiares a los equipos de arriba y a las que aspira el proyecto deportivo del cántabro y de Lorenzo Serra Ferrer.