El Barça cerró un episodio histórico, alzando el trofeo de la Liga, que por séptima vez ha sido suyo en las últimas diez ediciones, en las que ha sido claramente el dominador del fútbol español, a lo que se suma también una trayectoria excelsa en la Copa, con seis títulos en el último decenio.

La Liga ha sido azulgrana y, además, de forma incontestable, con récord de partidos invicto (36) y a un tanto de llegar a los cien, como sí ha sucedido en las seis ediciones anteriores, y también a un gol de coronar los 6.000 en el torneo.

Tras la consecución del séptimo torneo de Liga, el vigésimo quinto de su historia, el equipo azulgrana también se queda un poco más huérfano en su adn, ya que anoche se despidió del Barça y de la Liga Andrés Iniesta, uno de los iconos de la Masia y un emblema indiscutible del fútbol español, que pondrá su punto y final este verano tras el mundial de Rusia antes de emprender su aventura asiática.

La foto de la fortaleza que ha demostrado el Barça en los últimos veinte años empieza a debilitarse por la marcha de sus referentes, tras el adiós de jugadores indiscutibles como Víctor Valdés, Carles Puyol, Xavi Hernández y ahora Andrés Iniesta, aunque pervive de la mano de Gerard Piqué, Jordi Alba, Sergi Roberto, Sergio Busquets y Lionel Messi, y a donde aspiran nombres que pisan fuerte como Oriol Busquets, Carles Aleñá y Riqui Puig.

La Liga de Barça ha sido un premio a un arranque fulgurante en el que el nuevo técnico, Ernesto Valverde, supo enderezar a un equipo que tuvo un inicio de temporada accidentado, con dos derrotas en la Supercopa de España contra el Madrid. Las dudas de aquel varapalo hicieron pensar lo peor en el club catalán, que rápidamente tomó el pulso a la Liga, se hizo con la primera posición, empezó a abrir distancia y, además, en la Liga de Campeones se mostraba intratable.

Valverde, que anoche reconoció que lo más destacada de su primer año ha sido que ha encajado bien en el vestuario, heredó un Barça con el que debutó en pretemporada con Neymar y arrancó el calendario oficial sin él (fichado por el PSG, que pagó la cláusula de rescisión, 222 millones de euros) y con fichaje a la desesperada del francés Ousmane Dembéle, que tuvo un inicio devastador debido a una grave lesión que le apartó durante unos meses de la competición.

Para compensar la baja de Javier Mascherano, que marchó a China, el club catalán entró en el mercado de invierno para traer al colombiano Yerri Mina, quien ha ofrecido más dudas que alegrías en los pocos minutos que ha jugado, y al brasileño Philip Coutinho, de quien se espera mucho más de lo aportado, y en un escenario futuro sin Andrés Iniesta y pudiendo jugar ya con total libertad en la banda izquierda.

La Liga de Barça fueron siete partidos seguidos de arrancada sin dar opción a sus rivales y un empate en el Wanda contra el Atlético (1-1), y de ahí una nueva racha de triunfos hasta finalizar la primera vuelta en Anoeta con un 2-4, y antes con una victoria sin fisuras en el Bernabeu (0-3).

El Barça jugaba relativamente bien, Messi (pichichi y por quinta vez Bota de Oro este año) soportaba en sus botas el poder goleador de un equipo que tras la marcha de Neymar y la sequía de Luis Suárez ha visto diezmado en ataque, y observaba cómo todos sus perseguidores, desde el Valencia al Real Madrid y, sobre todo el Atlético de Madrid, eran incapaces de aprovechar las opciones que daban los escasos tropiezos que ofrecía el equipo de Valverde.

Con paso firme en la liga, el Barça se adentró en la Copa, donde sólo sufrió el tropiezo (1-0) en el campo del Espanyol, hasta el nuevo título. No obstante, de la exigencia en el torneo del 'ko' el Barcelona empezó a debilitarse, hasta el punto de que su juego empezó a notar la falta de frescura en la Liga, donde cada vez le empezó a costar sacar los partidos y, especialmente, en Europa.

Si bien en el torneo de la regularidad y el 'ko' el Barça ha sabido compensar sus malos momentos y finalmente se ha hecho con dos dos títulos, en la Liga de Campeones sufrió un revés que aún dura en el ánimo de los barcelonistas, cuando en cuartos de final y sin jugar un buen partido, dejó en la ida del Camp Nou encarrilada la eliminatoria contra el Roma (4-1), pero cayó en la vuelta por un 3-0 que le dejó fuera de la competición.

Aquella eliminatoria la ha tapado en cierta forma el doble logrado, pero el mal que hizo el partido de Roma, donde el Barça mostró una apatía aún inexplicable, ha perseguido al equipo y, especialmente, a su técnico, sobre el que se centraron todas las miradas y se generó una nube de sospecha.

Al varapalo de Roma le continuó la final de la Copa del Rey en la que los azulgrana la resolvieron con una goleada frente al Sevilla (0-5), aunque lo más destacable fue que desde hacía mucho tiempo el fútbol de los culés sí fue reconocible en su adn, posiblemente al haber cuajado una actuación que hacía años que no se veía.

Con el buen sabor de boca que dejó aquella final en el Wanda, el Barcelona inicio el último trecho para hacerse con el título de Liga, que finalmente cayó en el partido en Riazor contra el Deportivo (2-4).

Anoche el equipo de Valverde cerró la temporada con una nueva victoria (Real Sociedad, 1-0), la 28 en la Liga, a las que se añaden nueve empates y solo una derrota. Ha marcado 99 goles y ha encajado 29, siete más que el segundo, Atlético de Madrid, que en cambio ha logrado un poco más de la mitad de los tantos logrados por los azulgrana.