Todas y cada una de las razones del favoritismo previo de España en las finales de la Copa Davis pasaban por la raqueta de un Rafa Nadal que, una semana fantásticas después, entre victorias heroicas y golpes con la consistencia del campeón; ha liderado, capitaneado y guiado con maestría al equipo a un título histórico, el primero con el nuevo formato y el sexto de la historia del tenis español y el quinto de su carrera.

Después de la nocturnidad permanente en el torneo, la final se decidió a la hora de la cena gracias a la mejor puesta en escena de la semana del equipo capitaneado por Sergi Bruguera, el único que ha utilizado a sus cinco integrantes, y a otra exhibición de Nadal sin las urgencias de remontar.

Granollers, López, Carreño y, sobre todo, Bautista hicieron su parte y el número uno del mundo solventó con premura el último punto para ganar a Canadá (6-3, 7-6) en la eliminatoria por el título con una solvencia que España no había exhibido en todo en el torneo.

Al canadiense de 20 años Denis Shapovalov, cabeza de serie de los americanos, le costaba muchos buenos golpes conseguir un juego ante un Nadal tan sólido con el servicio como imparable en el ataque, ante la presencia del barcelonista Piqué y del Rey Felipe VI en el palco.

A media tarde, a una victoria del título y en manos de Rafa Nadal, la euforia y el optimismo inundaban las gradas de una Caja Mágica que, ante la falta de necesidad, no respiró la atmósfera idílica de la semifinal, pese a las arengas de Nadal.

El canadiense Shapovalov sacó orgullo y toda la clase que pudo para no ceder el set definitivo, sostuvo la igualdad y pudo romper el servicio español, pero Nadal encontró sus mejores saques y llevó el set al desempate con otro punto sobrenatural. Shapovalov salvó dos bolas de partido de Nadal, tuvo la ocasión de ganar el set, pero terminó derrotado, presa de la impotencia.

LA CONSISTENCIA DE BAUTISTA

Decía Rafa Nadal el sábado, antes de afrontar la final, que no existía un buen final posible de semana para Roberto Bautista, que regresó al equipo después del entierro de su padre; pero el castellonense puso todo de su parte y encarriló el título con una emotiva victoria ante el canadiense Félix Auger-Aliassime (7-6, 6-3), con la Caja Mágica llena y rendida al coraje del valenciano.

Después de que Shakira hubiera convertido la Caja Mágica en una sala de conciertos para la televisión, al menos por unos minutos (menos de diez), Bautista sabía que tenía que ejercer sus mejores funciones de resistencia y perseverancia ante Auger-Aliassime, 21 del mundo con 19 años, inédito en el torneo por problemas físicos, con una planta envidiable y unas posibilidades infinitas en la pista.

La mejor táctica de ataque española era insistir hasta forzar los errores del canadiense, que aparecieron y le ofrecieron posibilidades a un Bautista al que le costó sudor y agilidad mantener su servicio en el primer set. No hubo rotura hasta el 5-3 del desempate, fue para Bautista y propició la victoria española en el parcial.

El impulso le duró a Bautista hasta el 3-0 del segundo set, con rotura de servicio y errores tan poco forzados como oportunos del canadiense incluidos. Auger-Aliassime siguió mostrando su talento, forzó situaciones complicadas para el equipo español, pero su poca fiabilidad propició el éxito de un Bautista muy consistente (19 errores no forzados por 45 del canadiense) que terminó celebrando la victoria emocionado junto a la grada y abrazado a sus compañeros.