Leo Messi estaba entusiasmado tras la eliminación del Sevilla. Más por el acceso a la siguiente eliminatoria (la novena semifinal consecutiva) que por su partido, en el que falló dos ocasiones. Al final, en cambio, puso la guinda con el 6-1, un resultado emblemático que evoca la célebre eliminación al Paris Saint Germain.

En su faceta de capitán, Messi volvió a aparecer para lanzar el mensaje del vestuario. Y el mensaje fue contundente, con un punto de enfado. "Aquí no tiramos nada", dijo el astro azulgrana, aludiendo a la sensación que emanaba del equipo que la Copa del Rey era la competición menos valorada de las cuatro en liza. La primera, la Supercopa de España, ya cayó en el zurrón azulgrana.

MALA INTERPRETACIÓN

"Este equipo quiere luchar por las tres competiciones, como es la obligación del Barcelona", dijo, con el punto de responsabilidad propio de ser el máximo representante de la plantilla. Messi aceptó que "igual se intepretó mal" el parlamento del día de la presentación cundo dio mayor relevancia a la Champions, "esa copa tan linda y deseada".

A Messi la cita con el Sevilla le recordó las noches europeas. "Parecía un partido de Champions de lo metida que estaba la gente", observó, aunque la asistencia al estadio (58.050 espectadores) distó mucho de las afluencias que se registran en la competición. El delantero del Barça, que anotó su gol 50 en la Copa, calificó de "partidazo" la actuación del equipo y explicó el motivo por el que cedió el lanzamiento del penalti a Coutinho: "Venia de patearlo ante el Levante, tenía ganas y lo pateó. Ahí empezó todo", valoro Messi.