Al mismo tiempo que el Barça valora si coronar su plantilla con otro fichaje, y el Atlético deslumbra con su nuevo proyecto, tras un verano que se planteaba complicado; el Madrid se descuelga, aun con los deberes por hacer, en el verano que más contundencia necesitaba para solventar unos problemas que, después de convertir la última temporada en un martirio, amenazan con extender la tortura de nefastos resultados.

El Madrid afronta el último amistoso antes del inicio de La Liga, el sábado 17 de agosto en Vigo ante el Celta (17.00 horas), con pocos atisbos de optimismo y con las promesas de renovación de la plantilla incumplidas entre las inclemencias del mercado. El equipo de Zidane tiene, en Roma, la última prueba con disculpa, con justificación frente al mal juego, el batacazo ante el Atlético o los problemas para crear juego de una pretemporada que termina con malas sensaciones para el inicio de la competición oficial.

El objetivo desde los albores del verano era Pogba, pero su salida del United está casi descartada después de que se cerrara el mercado de adquisiciones cerrado en Inglaterra sin que el United hiciera algún fichaje de nivel en la posición del francés.

Con la negociación por Donny Van de Beek muy cerca de llegar a buen puerto, y a la espera de que llegue una alternativa a que James termine en el Atlético, el resto de operaciones de mercado del Madrid están paradas.

Solo saca la cabeza la operación Neymar, un viejo anhelo blanco que ya está oficialmente en el mercado. Florentino Pérez, que tantas veces deseó el fichaje de Neymar para el Madrid, se ve ahora ante la oportunidad nítida de hacerlo real, pero el tiempo ha pasado, las circunstancias han cambiado y la llegada del brasileño no es una prioridad ni para la afición ni para el técnico, un Zidane que suspira por alguna adquisición que le cambien la cara al desgastado centro del campo con el que cuenta.

En contra de la llegada de Neymar al Madrid, además de que el deseo del jugador parece que apunta más a Barcelona y a que las salidas en el club blanco están estancadas, deberían ser prioridad las necesidades del nuevo Madrid de siempre de Zidane, empezando por un centro del campo que reclama cada partido jugadores de refresco que aporten una velocidad más.

Casemiro, Modric y Kroos suenan a Champions ganadas, pero también a un tiempo ya pasado, que suspendió su reválida la última temporada, pero que, pese a todo, sigue siendo la única alternativa del equipo en la medular.

Los problemas del Madrid para vender jugadores son monumentales, ni el costarricense Keylor Navas, que se despidió con honores de la grada del Bernabéu en el último partido de la pasada temporada, ha encontrado acomodo fuera de Valdebebas, donde siguen entrenando Bale y James, fuera de la última convocatoria, sin pretendientes en el mercado.

A una semana del debut en Liga, el club hizo oficial que Hazard llevará el dorsal 7, en detrimento de un Mariano con el que el club tuvo la deferencia de no quitarle el número en junio, cuando llegó el belga, con la confianza de que saldría en el mercado; pero el delantero sigue formando parte de la plantilla, pese a los intentos del club por venderlo, y portará el dorsal 24, por ahora.

Rodrygo tendrá un puesto en la primera plantilla, no así el japonés Kubo, que sigue con el Castilla, pendiente de concretar una cesión. Si Keylor Navas termina por no abandonar el Madrid, será el ucraniano Lunin el que vuelva a salir cedido, después de no ser titular el último curso en el Leganés.