Apoteósico es poco. El grado de excitación en Montilivi cuando Hernández Hernández señaló el final del partido fue indescriptible. Tanto en la grada, con una afición de diez, como en el terreno de juego, con un equipo de matrícula de honor. Verlo para creerlo. Pero absolutamente nadie puede poner en duda el triunfo del Girona sobre el Real Madrid (2-1), que cedió los primeros puntos lejos del Bernabeu y se distanció aún más del Barça. Técnicamente, con los ocho puntos de desventaja respecto a los azulgranas, el vigente campeón ya no depende de sí mismo para revalidar la Liga.

Un partido memorable de los de Machín, con el añadido de que los locales debieron remar a contracorriente después de una jugada donde se pasó del posible 1-0 al 0-1 y que convirtió el partido en un puerto de categoría especial para el Girona, lo que elevó a hazaña el triunfo en un día tan señalado como Sant Narcís. Y eso que los locales llegaron muy penalizados al descanso. Hicieron una primera parte notable, pero sucumbieron a la efectividad blanca. Las ocasiones fueron repartidas (dos por bando), pero el Girona topó con los postes y el Real Madrid alcanzó en una de ellas las redes.

CONTRAGOLPE LETAL / La jugada del 0-1 no pudo ser más desgraciada, porque el rechace de la madera de la portería de Kiko Casilla tras un centro de Maffeo fue el inicio de un contragolpe letal de los blancos. El balón llegó a Modric, éste lo transfirió a Cristiano Ronaldo y aunque Bounou rechazó el remate del portugués, allí estaba Isco para empujarlo a las redes.

El gol dañó porque hasta aquel momento el Girona, que saltó al césped con ocho jugadores de la plantilla de Segunda A (de los 12 fichajes del verano, solo Muniesa, Bernardo y Stuani jugaron de inicio), lo había hecho todo bien: concentración máxima en defensa, largas posesiones y campo inclinado hacia la portería del Real Madrid, que nunca se encontró cómodo en la sala de máquinas.

EL SEGUNDO PALO / Quizás con el 0-1 el Madrid lo viera muy fácil. Lo que sí fue una evidencia es que el Girona siguió remando pese al mazazo. Su persistencia le brindó otra oportunidad de oro en el primer tiempo, con el mismo desenlace. Esta vez fue un cabezazo de Portu quien se topó con el palo, por segunda vez, de la portería de Kiko Casilla. La portería del Madrid parecía embrujada.

Parecía difícil jugar una segunda parte del mismo nivel de la primera, pero el Girona superó las prestaciones y esta vez, incluso, encontró la efectividad perdida. El equipo necesito cuatro minutos para subir hasta límites nunca vistos los decibelios en Montilivi. Una progresión made in Pere Pons la culminó Stuani en el 1-1 y el estadio tambaleó. Con el 2-1 cuatro minutos despues, obra de Portu tras desviar un remate con todo de Maffeo, Montilivi estuvo a punto de derrumbarse.

El Girona no se desorientó ni se amilanó y consiguió aguantar los ataques finales blancos.